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Se dispara en Egipto el número de ejecuciones

Las autoridades egipcias se están dando excesiva prisa en ejecutar a un buen número de detenidos, y este terrible aumento de las penas de muerte en 2019 cuenta con el apoyo del mismísimo presidente Abdel Fatah al-Sisi.

(Amr Magdi - Middle East Eye) Egipto - Recientemente, Sisi pretendió dar toda una lección a sus críticos, incluidos los líderes europeos, en la Cumbre entre la Liga de Estados Árabes y la Unión Europea celebrada el 24-25 de febrero pasado en Sharm el-Sheikh, sugiriendo que ejecutar detenidos forma parte de “nuestra humanidad”, una humanidad que es diferente de “su humanidad [europea]”.

Sin embargo, cuando se habla de valores, la justificación del presidente contiene muy poca verdad y persigue ocultar una crisis sin precedentes en la historia reciente de Egipto. Bajo la férula de Sisi se ha disparado en Egipto el uso de la pena de muerte, con más de 2.300 ejecuciones ordenadas desde 2013.
Esta escalada es en realidad una ruptura con prácticas pasadas, observadas incluso bajo el gobierno autoritario de treinta años del expresidente Hosni Mubarak, de conmutar o detener algunas de las sentencias de muerte, como se vió en el caso del asesinato del expresidente Anwar Sadat, cuyos autores nunca fueron ejecutados.

Este aumento debería exigir un escrutinio significativo, pero el gobierno de Sisi ha trabajado a fondo para sofocar cualquier diálogo libre sobre la pena de muerte, mientras se esfuerza al mismo tiempo en silenciar a las organizaciones que arrojan luz sobre los abusos a los derechos humanos.

Campaña de desinformación

Desde 2014, cuando Sisi se convirtió en presidente, Egipto viene figurando entre los diez países del mundo con las cifras más elevadas de ejecuciones anuales, incorporándose así a otros infames ejecutores de la pena de muerte, como China, Irán y Arabia Saudí.

Y desde 2014, los tribunales penales y militares han emitido más de 2.500 sentencias de muerte iniciales, cientos de ellas en casos de presunta violencia política, que generalmente están marcadas por graves violaciones del proceso debido.

En comparación con prácticas anteriores, un grupo internacional de derechos humanos descubrió que los tribunales penales egipcios habían dictado 530 sentencias de muerte entre 1991 y 2000, otro período asimismo de violencia política en Egipto.

Ahora mismo hay alrededor de 50 personas que están en riesgo de ser ejecutadas en cualquier momento, una vez que sus sentencias de muerte sean confirmadas por tribunales de apelación militares o civiles.

Los nueve hombres ejecutados el mes pasado a pesar de haber testificado en 2016 que fueron sometidos a torturas y obligados a confesar haber matado al ex Fiscal General de Egipto, el general Hisham Barakat, eran: Ahmed Jamal Hejazy, 23 años, estudiante de la Universidad Al-Azhar; Ahmed Wihdan, 30 años, ingeniero civil; Ahmed Aldjawi, 25 años, estudiante de la Academia Moderna en El Cairo; Abdelrahman Sulaiman, 26 años, comercial; Abulqasem Yusef, 25 años, estudiante de la Universidad Al-Azhar; Mohamed al-Ahmadi, 23 años, estudiante de estudios de traducción e interpretación en la Universidad Al-Azhar; Islam Mohamed Makawi, 25 años, estudiante de la Universidad Al-Azhar; Abubakr al-Sayed, 24 años, estudiante de la Universidad de Zagazig; Ahmed Mahrous Sayed, 27 años, estudiante de la Universidad Al-Azhar.

Como parte de su campaña de desinformación, Sisi intentó retratar los valores de los derechos humanos como “occidentales” y “ajenos” a Egipto. Sin embargo , muchos valientes egipcios han luchado durante años contra la pena de muerte, como el abogado Naser Amin, la antropóloga R i m Saad y el historiador J aled Fahmy, entre otros.

Sisi ha tratado de caracterizar la pena de muerte como una práctica ampliamente aceptada, pero, en realidad, su uso ha ido disminuyendo en todo el mundo.
A finales de 2013, el gobierno creó “tribunales especiales para casos de terrorismo” dentro del sistema de tribunales penales, y asignó jueces dispuestos a supervisar casos de presunta violencia política.

Este fue un gran paso para que el poder judicial se convirtiera en una herramienta de opresión y supuso un gran ataque a la independencia del poder judicial. Estos llamados tribunales de contra terrorismo, en particular un puñado de jueces, emitieron cientos de sentencias de muerte.

Fuente: https://www.middleeasteye.net/opinion/why-executions-egypt-are-skyrocketing-and-why-they-should-end

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