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“Vem, vem para rua vem”

Entrevista realizada a Ricardo Antunes, el pasado 11 de julio en el marco del Día Nacional de Lucha en Joao Pessoa, Brasil. Por Mario Hernandez

(Mario Hernandez – Revista La Maza) Brasil – En el marco del Encuentro internacional de empresas recuperadas por sus trabajadores que se está desarrollando en la Universidad de Joao Pessoa, estado de Paraíba, conversamos con el sociólogo marxista, Ricardo Antunes.
Mario Hernandez (MH): Me gustaría que nos comentes cómo empieza este proceso, al mismo tiempo que estamos viendo en la TV grandes marchas y concentraciones, ¿cuál ha sido el origen de este proceso?
Ricardo Antunes (RA): Este proceso comenzó el 3 de junio con una manifestación en San Pablo organizada por el MPL (Movimiento Pase Libre) que reclamaba transporte gratuito para la población. Empezó con 2000 manifestantes, luego llegaron a 7/8000 hasta que el 6/7 de junio se transformaron en manifestaciones de 100.000 en San Pablo, 200.000 o más en Río y más de 1.000.000 en todo el país.
En verdad fue una explosión popular en función del agotamiento de un proyecto que comienza en los ’90 con Fernando Enrique Cardoso, sigue con Lula con pequeños cambios y mucha continuidad.
La privatización y desregulación económica comenzó un poco más tarde que en Argentina donde el neo-liberalismo fue más temprano. En nuestro caso fue un poco después porque en los ’80 hubo mucha resistencia.
Privatización, desregulación, financiarización, enriquecimiento y miseria, en síntesis, cuando Lula ganó las elecciones en 2002 había expectativas de cambio, pero no ocurrieron. Podemos decir que fueron superficiales. La esencia de su política siguió siendo el superávit primario, la garantía para las ganancias bancarias y la gran producción oligopólica y monopólica favorable a la agro-industria. En este período que va del 2002 al 2010 y se extiende hasta hoy con Dilma, el mito fue que en nuestro país todo iba bien. Yo siempre fui muy crítico de esta visión, mis amigos en Argentina lo saben bien por mis artículos publicados en ese país. Era un mito con una base muy irreal. Claro que se crearon diez millones de nuevos empleos pero de un salario mínimo y medio. En Brasil el salario mínimo es de R$ 680, alrededor de U$S 300, menos que en Argentina. Con alrededor de U$S 450/500 de salario promedio no podemos hablar de un país de clase media.
Se trató de un proceso de salarización en los sectores de servicios, el comercio, hipermercados, fast-food, etc., de proletarización de sectores que tienen alta rotación.
La esperanza de cambio en el gobierno de Lula que fue electo por 53 millones de votos se empezó a derretir. “Todo lo sólido se desvanece en el aire”, podríamos decir. ¡Eso pasó en Brasil!
Hay una segunda explicación. La privatización del transporte popular, de la educación pública, de las autopistas, todo fue privatizado en este país. Solo faltó privatizar la playa, pero no está lejos el día que para poder entrar a la playa haya que pagar R$ 2 o 3.

“Queremos saúde e educaçao, padrao FIFA”
“Todos contra a corrupçao”
MH:
Y en un país sin tradición de grandes movilizaciones y huelgas generales como en Argentina.
RA: En parte es cierto. El otro mito es que Brasil es un país cordial pero, por ejemplo, antes de las manifestaciones de junio tuvimos las huelgas de la construcción civil, con 30/40.000 trabajadores en huelga, muchas rebeliones por el pase libre en Florianópolis, Porto Alegre, Vitoria y las ciudades del nordeste brasilero.
También tuvimos dos grandes movilizaciones, muy intensas en las últimas décadas por las elecciones directas en 1984 contra la dictadura, con un millón o más de manifestantes en Río y luego por la destitución de Collor de Melo en 1992. Las actuales manifestaciones son diferentes. En 1984 queríamos las elecciones directas, era un objetivo muy claro, en 1992 la destitución de Collor. Hoy ¿qué queremos? Cambiar el país, entonces hay una miríada de medidas contra la corrupción, por un transporte público digno, la población decía ‘FIFA pague mi tarifa’. Hay reivindicaciones contra el Parlamento, contra los gobiernos federales, contra los estaduales y los municipales. No solo contra uno u otro, sino contra todos.
MH: ¿Qué rol están cumpliendo las organizaciones políticas, sindicales y sociales como el MTST en este proceso?
RA: Estas manifestaciones tuvieron en su curso reciente una clara dirección espontánea. La del 6 de junio en San Pablo con 2000 personas fue organizada por el MPL, fue una manifestación social y política horizontal y sus dirigentes eran muy jóvenes, autonomistas, anarquistas y otros ligados al PSOL, PSTU, independientes de los partidos, podríamos decir que fue una manifestación apartidaría no antipolítica.
Todas las manifestaciones en Brasil siempre tienen agrupamientos de izquierda entre sus organizadores porque los 2000 que salieron primero eran más politizados. Rápidamente pasaron a 4000, 10.000, 30.000, 50.000, 100/200.000 y ahí salió la población a las calles. Muchos encuestadores durante las manifestaciones preguntaban ¿de cuántas manifestaciones participó Ud. antes? Es la primera. ¿Trabaja? Más del 60% contestaba que sí. Trabajadores y estudiantes, asalariados urbanos luchando contra la degradación de la vida en las ciudades.
Lula se pasó años bajando los impuestos al gran capital automotriz e incentivando la producción de autos y en todas las grandes ciudades el modo de vida es insoportable porque los ómnibus son precarios. El 0.12% de las ciudades brasileras tienen subterráneo, salvo en algunas grandes capitales, aún así, en San Pablo, es inferior al de Buenos Aires, que aunque es más antiguo está mejor estructurado.
Hay una desestructuración completa de la vida cotidiana y esta rebelión es muy fuertemente espontánea aunque con pequeños grupos partidarios presentes desde el primer momento. Una manifestación contra la vida cotidiana en su dimensión trágica.
Los medios comenzaron diciendo que eran vándalos pero rápidamente cambiaron de postura y empezaron a defender las manifestaciones cuando comenzaron a tomar dimensiones de masas con 50/100.000 personas y los sectores de derecha comenzaron a participar. Empezaron a decir vamos a las marchas contra los políticos, contra los partidos políticos.
Por primera vez en Brasil se dio la represión de sectores de la derecha contra la izquierda que fue agredida no solo por la policía sino también por la derecha que participó de algunas manifestaciones. Ahora se recluyeron un poco.
Hoy estamos con una huelga general con corte de rutas. Recién hablaba con mi compañera en San Pablo y la ciudad está completamente parada. Probablemente esté pasando lo mismo en Río de Janeiro. Hay muchas manifestaciones. También están bloqueadas las principales autopistas.
Ahora se han reducido las grandes manifestaciones para dar paso a manifestaciones microscópicas en todo el país, por ejemplo, en una cabina de peaje porque circular por una autopista es muy caro, en otros casos para impedir el flujo de mercancías y personas. Esta es la situación actual.
La izquierda participa porque el movimiento los representa. Hay siete millones de jóvenes brasileños en la Universidad. Creció mucho y no tienen experiencia política pero sí la percepción de que todo va mal en el país.
Yo escribí en la Folha de Sao Pablo un artículo titulado “El fin del letargo” y terminé diciendo: “Nosotros no sabemos el futuro de este movimiento, pero sabemos que el país no es el mismo”. Este cambio es sustantivo, sustancial y la representación política está completamente desorientada. Las grandes clases dominantes, los grandes bancos, los grandes industriales, el gran capital intentan marcar la orientación del gobierno para que no cambie y la población parece derretir la política económica.

“Escape do transito… Vem para rua”
MH:
Estuve leyendo algunos reportajes que le hicieron a Stedile, líder del MTST, y sus respuestas me parecieron bastante acertadas. Se ha introducido dentro de las reivindicaciones el tema de la reforma agraria. Días atrás Dilma recibió este reclamo en una reunión con movimientos campesinos. ¿Cuál ha sido el rol del MST en este proceso?
RA: En el proceso de las rebeliones de junio el MST no cumplió ningún rol. Es una situación difícil de explicar por qué el MST no participó del movimiento en sus primeros momentos. El MST vive una dificultad muy profunda. Hace ocupaciones, lucha por la posesión de la tierra pero algunos de sus núcleos dirigentes están muy entrelazados con el gobierno, probablemente sean mayoritarios.
MH: Una situación parecida vive la CUT.
RA: Sí, en la CUT la adhesión al gobierno es mucho más intensa. En el caso del MST hay lucha y adhesión. ¿Qué pasó? Las movilizaciones comenzaron por el MPL, el movimiento de los sin techo, después por los movimientos de la periferia de las ciudades, los estudiantes y otros, pero el MST participó muy poquito.
Esta manifestación de hoy es la primera vez que es convocada por el MST y las organizaciones sindicales. En las anteriores la participación fue muy pequeña. No fue que no existiera pero nada que ver con el papel protagónico que tuvo el MST en las últimas tres décadas. Imaginate que cuando una familia entra a un asentamiento los lulistas le dicen que con Lula no es gran cosa pero es mejor, es menos malo que con otros y esta tesis es muy fuerte en la dirección del MST.
En los últimos diez días el MST, la CUT y Fuerza Sindical, que es una central de origen neo-liberal al revés de la CUT, de origen clasista en los ’80, pero hoy es puramente negociadora y pro-gubernamental, están participando de las movilizaciones porque era imposible quedarse afuera.
El MST, al que respeto profundamente, soy profesor voluntario de la Escuela Florestán Fernándes, demoró en percibir que el país cambiaba.
Esta rebelión fue de los estudiantes y de los asalariados urbanos de la periferia, no rural. Empezó por los estudiantes que trabajan y viven la miseria de la vida urbana y solo después entraron los sectores sindicales y el MST. En el inicio fue el MPL, el movimiento estudiantil, con sus tendencias, incluso con sus partidos políticos que tienen actuación en la juventud como el PSOL, el PSTU, el PCR y otros pequeños agrupamientos que militan en la juventud como sucede en la Universidad de Buenos Aires donde existen muchos grupos que no tienen gran influencia en la sociedad pero sí en el movimiento estudiantil.
El movimiento estudiantil está conectado con esta cuestión vital del transporte público porque un estudiante que vive en la periferia de San Pablo si usa un tren, el ómnibus y el subterráneo puede tardar entre tres y cuatro horas para llegar a su trabajo y otras tantas para volver. Son ocho horas viajando como un buey, como un animal.
MH: Me llamó la atención leer que los empresarios de San Pablo se transportan en helicópteros.
RA: Representa unos de los índices más altos del uso de helicópteros en el mundo. Demuestra el elitismo, el carácter clasista, hay una burguesía muy rica en nuestro país, en Brasil, también en Argentina. Como en San Pablo hay un tránsito caótico, el transporte aéreo con helicópteros es muy importante. La misma burguesía que circula en helicópteros, vive en barrios cerrados, altamente vigilados, con costos altísimos, se pueden encontrar departamentos y casas de R$ 30/40 millones mientras 30.000.000 de brasileros viven en la miseria.
Lula decía y lo repite Dilma, que quien gana más de R$ 70 por mes no es más miserable. Son U$S 30. ¿Quién vive con U$S 30 por mes? Es lo que vamos a pagar en este restaurante para almorzar, en una mañana, ¿te parece que una persona deja de ser miserable con U$S 30? Hay 30 millones en esta situación y otros tantos millones que son pobres. El mito del país que crece, de la 6/7ª economía del mundo que pronto será la 5ª. Eso se acabó porque el pueblo comprendió que eso tiene que cambiar profundamente.
Estamos en una faz de cambio. Es fundamental que este movimiento consiga concretar esta miríada de reivindicaciones en algunas sustanciales que toquen la vida cotiadiana. ¿Cuáles son las cuestiones que tocan la vida cotidiana hoy? ¿El trabajo, la naturaleza, el entrecruzamiento de trabajo y ecología, la de los bienes vitales como el agua por la que luchan los pueblos indígenas, el gas, la megaminería, el combate contra las privatizaciones, contra los grandes laboratorios medicinales que se apropian de la cultura popular, del hacer de la naturaleza que se cambia en medicina para ricos? ¿Cuáles son las cuestiones vitales hoy?
Por eso los movimientos sociales y políticos que hoy encuentran esas cuestiones vitales son los que avanzan. Si los partidos de izquierda quieren tener futuro en el siglo XXI, aunque ninguno de nosotros tenga certeza de futuro, tendrán que reinventarse, reconvertirse, redescubrir cuáles son las cuestiones vitales. No basta un grupo de vanguardia y sus propuestas si éstas no tocan cuestiones vitales. Los marxistas somos desafiados hoy a comprender cuáles son las cuestiones vitales, los críticos sociales radicales estamos obligados a comprender cuáles son las cuestiones que tocan sustancialmente al conjunto de la vida cotidiana. Este es el desafío que tenemos.

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