Red Eco Alternativo ***

Yanomami: el regreso de la historia como una tragedia anunciada

En las últimas décadas, el pueblo de la Amazonía brasileña perdió la tranquilidad que le brindaba la selva. La minería ilegal del oro es el principal factor que afecta su vida social, su cultura y su bienestar. Los garimpeiros saquean sus recursos naturales, contaminan sus ríos con mercurio y transmiten enfermedades como la malaria y la tuberculosis. Con la homologación de la Tierra Indígena Yanomami en 1992, el territorio vivió un interludio de tranquilidad hasta la llegada al poder de Jair Bolsonaro. El nuevo presidente, Lula da Silva, prometió que la minería ilegal no existirá más, pero el pasado siguen repitiéndose en el presente.

(Alcida Rita Ramos – Servindi) Brasil - Debates Indígenas, 24 de mayo, 2023.- La gran familia lingüística yanomami ocupa ambos lados de la frontera entre Brasil y Venezuela, al norte de la Amazonía. Se estima que hay alrededor de 37.000 yanomami, de los cuales casi 27.000 están del lado brasileño. Del lado venezolano, las comunidades se ubican en la Reserva de la Biosfera Alto Orinoco-Casiquiare; mientras que del lado brasileño, se encuentran en la Tierra Indígena Yanomami (TIY), donde también vive una parte del pueblo Ye’kwana. Este territorio fue demarcado y homologado en mayo de 1992, con alrededor de 9,5 millones de hectáreas.

2023 brasil yanomani1En su investigación As linguas yanomani no Brasil, Helder Ferreira, Ana María Machado y Estêvão Senra identifican seis lenguas distintas y 16 dialectos. El grado de inteligibilidad mutua de estas lenguas varía mucho, lo que refleja el largo proceso de separación en subgrupos debido a las múltiples migraciones de los últimos siglos. Gran parte de estos cambios se produjeron en el siglo XX, cuando los yanomami empezaron a entrar en contacto con el mundo. A diferencia de viajeros y naturalistas que habían dejado pocas menciones sobre estos pueblos, en 1950, los misioneros se asentaron en diferentes partes del territorio y realizaron los primeros registros sobre los pueblos que allí habitaban. Finalmente, a partir de la década de 1970 comenzó el hostigamiento del territorio yanomami en Brasil. Hagamos un poco de cronología.

La carretera y la fiebre del oro

La primera gran invasión se produjo durante la dictadura militar, entre 1973 y 1975, con la construcción de la carretera Perimetral Norte, en los estados de Roraima y Amazonas, que pretendía cortar la Amazonía desde el este hacia el oeste. La obra duró menos de tres años y se detuvo abruptamente luego de abrir 200 kilómetros al interior del territorio indígena. Sin embargo, ese tiempo fue suficiente para destrozar la vida de comunidades enteras. El sarampión, la influenza y otras enfermedades devastaron familias, aniquilaron la base de sustento y mataron a más del 22 por ciento de sus habitantes. 

El relevamiento del Proyecto Radambrasil, realizado en 1975, mostró que el subsuelo de la tierra yanomami es rico en minerales y pobre en fertilidad. Esta noticia no despertó mucho interés por parte de la agroindustria, pero desencadenó una serie de invasiones de mineros en busca de casiterita, un mineral clave para obtener estaño y bronce. Poco después, la sierra de Surucucus, el corazón del territorio, fue testigo de graves conflictos armados entre indígenas y mineros provocados por el robo de plantaciones y abusos sexuales contra mujeres indígenas.

Nunca llegamos a saber la cantidad de indígenas asesinados por el avance de la minería porque, a partir de 1987, prohibieron a los investigadores, profesionales de la salud, misioneros católicos, periodistas y activistas entrar al territorio yanomami.

En 1980, comenzó una nueva invasión. Esta vez la razón fue el descubrimiento de un yacimiento de oro a cielo abierto en el alto río Uraricoera. Eran alrededor de 2.000 garimpeiros (mineros ilegales) que estaban dispersos por la región central del territorio yanomami y cruzaban continuamente la frontera, lo cual provocaba problemas diplomáticos con Venezuela. Nueve años más tarde, la cifra ascendía 50.000. La situación llegó a un punto crítico en agosto de 1987 con la llegada de miles de garimpeiros. El mercurio y la sedimentación contaminaron el río Mucajaí en todo su recorrido, al igual que los ríos Uraricoera, Catrimani y Couto de Magalhães. El despegue y aterrizaje ininterrumpido de aviones y helicópteros en más de 80 pistas clandestinas ahuyentó a los animales de caza. Los yanomami conocieron por primera vez la penuria y la humillación de depender de la comida de los buscadores de oro.

Las epidemias se propagaron rápidamente: la tuberculosis, la malaria y otras pestes desconocidas enfermaron y mataron a cientos de indígenas. En consecuencia, se erosionó el equilibrio demográfico de comunidades enteras, se amenazó la propia reproducción social y, se afectó la producción de bienes materiales y culturales. Como si esto fuera poco, muchos niños y niñas quedaron huérfanos. Con cada nuevo sendero que se abría, con cada nueva ladera que se arruinaba y con cada nuevo campamento de garimpeiros que se establecía, se profundizaba la destrucción de la vida yanomami.

Nunca llegamos a saber la cantidad de indígenas asesinados por el avance de la minería porque, a partir de agosto de 1987, la Fundación Nacional del Indio (Funai), los militares del Consejo Nacional de Seguridad y el entonces gobernador de Roraima, Romero Jucá, prohibieron a los investigadores, profesionales de la salud, misioneros católicos, periodistas y activistas entrar al territorio yanomami. La clandestinidad estaba protegida de las denuncias.

Nota completa: https://www.servindi.org/actualidad-reportaje/23/05/2023/yanomami-el-regreso-de-la-historia-como-una-tragedia-anunciada

SUSCRIPCIÓN / para recibir información

Una vez por semana el colectivo elabora un boletín con las noticias más relevantes a nivel nacional e internacional

 
DMC Firewall is developed by Dean Marshall Consultancy Ltd