Red Eco Alternativo ***

Otra causa armada contra el pueblo trabajador

El 15 de diciembre pasado, en horas de la madrugada fue hallado muerto el policía Alberto Reynoso, quién se encontraba cumpliendo funciones de seguridad privada en una fábrica en Avellaneda. Sin testigos ni pruebas contundentes fue la comisaría 6ª de Gerli, Avellaneda, la encargada de dar inicio a la “investigación” que devino en causa judicial. Claudio Castro, vendedor ambulante, 32 años, y domiciliado a 2 cuadras del lugar del hecho, fue imputado junto a su hermano Danilo Castro y junto a Matías Cerón por el homicidio calificado del capitán de policía, sin más pruebas que el testimonio de una vecina cuyo propio padre sostuvo que sufre de un retraso madurativo. Por Juan Albeiro (Fuente APL)

Estuvo casi un mes preso y fue liberado por “falta de mérito”. Hoy la causa sigue su curso sin más sospechosos que los generados por la policía. En el siguiente diálogo con la APL, Castro refiere al armado de la causa, a cómo le plantaron un arma, sus días detenido y la solidaridad que posibilitó su libertad. A la vez, reclama el sobreseimiento definitivo para todos los involucrados falsamente.

¿Qué pasó el 15 de diciembre pasado?

A primera hora de la mañana nos enteramos en el barrio que habían asesinado al custodio de la fábrica recuperada “Cooperativa de trabajo unión y fuerza Ltda”. Fue durante la noche y aparentemente nadie vio nada, en la calle Spur casi Brandsen, a la vuelta de mi casa. El día 17 sentí ruidos extraños y resultó ser la policía, que allanó mi casa y nos llevaron detenidos a mi hermano Danilo Castro y a mi. “Encontraron” un arma de fuego, que no es de ninguno de nosotros ni estaba en nuestra casa.

¿Cómo resultan implicados ustedes?
Al principio no teníamos idea, suponía que se iba a aclarar el malentendido y nos iban a liberar. Después nos enteramos que policías anduvieron preguntando por el hecho y basándose en el testimonio de una señora del barrio que sufre un retraso mental y había nombrado a “los Castro”, pidieron la orden de allanamiento y detención. No había ninguna prueba.


Ahí quedaste detenido. ¿Cuánto tiempo estuviste preso?
Sí. El primer día nos alojaron en la comisaría, la 6ª de Gerli, Avellaneda. Me golpearon y torturaron, nunca me voy a olvidar de eso. Después me llevaron a la comisaría 2ª de Lanús. Nos llevaron a declarar, estaba aturdido, golpeado, me sentía mareado. El defensor oficial Luciano Noli nos recomendó que no declaremos. A ese mismo defensor le pedimos que nos traslade cuando la estábamos pasando mal, pero nos descartó y nunca cumplió nada. Unos días después me trasladaron a la Alcaidía de Avellaneda, donde estuve preso hasta el 15 de enero.

¿Cómo obtuviste la libertad?
Por la lucha en la calle. Mi hermano se movió por cielo y tierra, sin descanso, y junto con organizaciones, amigos y vecinos organizaron marchas pidiendo por nuestra libertad. Incluso ofrecimos al defensor un escrito para que presente donde el padre de la testigo que nos nombró, relataba que su hija tiene problemas y tendencia a inventar cosas.
Alrededor del día 10 de enero volvimos a declarar, se presentaron testigos de concepto que pudieron relatar cómo nos comportamos diariamente. El 15 de enero, en plena feria judicial, el juez Luis Silvio Carzoglio dictó la falta de mérito, reconociendo que no existían elementos para mantenernos presos. (N de R: no habiendo pruebas incriminatorias significativas, pero tampoco constancias suficientes para sobreseer, se dicta la falta de mérito que es un estado no-definitivo que presume “inocencia”. Dicho estado puede ser revertido y ser acusado posteriormente en el mismo juicio).

¿Apareció el arma que era del policía asesinado?
Sí. A los pocos días del homicidio fueron detenidos un par de muchachos que tenían – y aparentemente querían vender por internet– el arma del policía, que fue identificada en la causa hasta con el número de serie. Se inició otra causa por la tenencia del arma y se notificó al juez de nuestra causa del hallazgo.
Ridículo, ¿no?: no había nada contra nosotros y nos tenían presos. A los que tenían el arma ni los citaron a explicar nada.

¿Denunciaste la golpiza?
Sí. Pero la fiscal me citó a ratificar lo que había dicho de los malos tratos. La verdad que después de lo que me tocó vivir, no quise saber nada más con esta gente, tuve miedo. Actúo de oficio y rechazaron enseguida la acusación por los dichos de algún testigo que dijo que nos trataron perfectamente.

¿De quién recibiste solidaridad?
De mucha gente. Quiero destacar la labor de las organizaciones, construimos “justicia social”. Gente que ni conocía y vino a militar nuestra causa como si fuera suya. Recibimos la solidaridad de Claudia Agüero y Marcelo, de la causa de Alejandro Bordón. Los compañeros de Correpi, la Coordinadora Antirrepresiva del oeste, las Madres del dolor que acompañaron a mi vieja, Nelson Luna, el padre de Leonel Luna, otro chico injustamente indicado como autor de un delito que no cometió.
Fue muy reconfortante sentir el apoyo de tanta gente, amigos y compañeros que visibilizaron nuestra situación y nos ayudaron a recuperar la libertad.

¿Cómo sigue la causa?
La causa sigue abierta, seguimos implicados. En mayo se va a realizar la pericia sobre una de las armas de fuego. Queremos que se nos sobresea definitivamente, tengo miedo que den vuelta las cosas y otra vez nos vuelvan a enganchar.

¿Qué sensación te queda?
La desconfianza absoluta en la policía y el poder judicial. Me causa gracia que nos ofrecen seguridad llenando de policías cada esquina y yo la verdad es que los quiero lo más lejos posible. ¿Viste la canción de esa banda mejicana? “Si le das más poder al poder, más duro te van a venir a joder…”

 
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