
Marche una mixta al Clorpirifos
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- Categoría: Ambiente
- Publicado: Miércoles 04 de Diciembre de 2019

La Asociación Civil BIOS Argentina realiza una nueva campaña en la que visibiliza la cantidad de insecticidas y fungicidas presentes en los alimentos que habitualmente comemos.
BIOS adquirió ingredientes de varias ensaladas idénticas en diferentes verdulerías de la ciudad de Mar del Plata. Cada ensalada fue analizada uniendo los ingredientes en una masa única, lo que hace que algún agrotóxico haya podido quedar diluido en la mezcla, y su detección se presente disminuida por debajo del límite de detección, que es 0,005mg/kg, pero esto no significa que no haya otras presencias. Entre las sustancias que se encontraron figuran Bifentrin (insecticida utilizado principalmente contra la hormiga, tiene alta toxicidad para los organismos acuáticos y su uso está prohibido en Holanda y Oman), Metalaxil (fungicida nocivo en caso de ingestión y para los organismos acuáticos, con efectos duraderos. Irritante para el sistema respiratorio. Está prohibido en Brasil), Imidacloprid (neonicotinoide nocivo por inhalación, con riesgo de neumonía química por aspiración), Difenoconazole (fungicida nocivo si es ingerido o absorbido por la piel. Está prohibido en Noruega), Clorpirifos Etil (nocivo en caso de ingestión, provoca irritación cutánea y ocular. Altamente tóxico, prohibido en Arabia Saudita, Palestina, Sri Lanka y Vietnam; y a partir de enero en la Unión Europea).
Desde BIOS explican que el Límite Máximo de Residuos (LMR) es el nivel que se considera oficialmente como aceptable de residuos de fertilizantes o medicamentos que puede contener un alimento, pero ignora las características de quién ingiere el alimento, ya que no es lo mismo si se trata de un bebé que come sus primeros purés, un trasplantado con sus defensas bajas, un atleta o una embarazada.
Agregan que existe a nivel internacional un grupo que cada año se reúne para discurtir el LMR, pero que a pesar de eso todo sigue igual. Del Comité de Residuos de Plaguicidas del Codex participa el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). Continuamente se evalúan los residuos de plaguicidas en alimentos a través de la “ecuación IESTI”, que es utilizada - según Daniel Mazzarella de la Dirección de Agroquímicos y Biológicos del SENASA - para el cálculo de la ingesta aguda para sustancias que pueden presentar riesgos por el consumo a corto plazo, generalmente durante una comida o durante un día, y que es de especial relevancia para aquellos productos vegetales que se consumen de una pieza. Sin embargo, desde BIOS advierten que nada se dice de la exposición crónica.
La asociación civil explica que es imposible saber qué trae cada vegetal, qué nos hará si se junta con los agrotóxicos que tiene cada uno de los ingredientes, que en los agrotóxicos que pertenecen a la familia de los organoclorados (casi todos los pesticidas lo son) la dosis no hace al veneno: “Esto quiere decir que estas sustancias, apenas con moléculas que ingresen a nuestro cuerpo, actúan provocando reacciones hormonales en cascada. Y, además, se alojan en el tejido graso y pueden permanecer allí durante años”.
En este sentido, BIOS elaboró un documento en el que demuestra todo lo que el SENASA autoriza a tener en nuestro plato, indicado en miligramos por kilogramo de alimento (mg/kg). Y afirman que tampoco puede saberse todo lo que se usa en el mercado negro, o los desvíos de uso, o las sustancias que se usan sin autorización.
DOCUMENTO COMPLETO BIOS CON TODO LO PUEDE ESTAR LEGALMENTE EN NUESTRA COMIDA
https://drive.google.com/open?id=1lg2sUpMVAY7Lk-4LrRnVA7vUbdphYJ1H