El “Cordobesismo” incendió Córdoba, redujo al mínimo los fondos contra el fuego y cambio su modalidad
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- Categoría: Ambiente
- Publicado: Lunes 30 de Septiembre de 2024
Los incendios de bosques en Córdoba llamaron la atención nacional, con incluso una aparatosa visita del presidente Milei, vestido con campera de camuflaje, inservible en un bosque quemado. Pero lo que nadie dice es que el cordobesismo redujo sustancialmente los fondos destinados a combatir el fuego a una sexta parte. Y cambió la modalidad de enfrentarlo, produciendo incendios, desechando la alerta temprana, y quedando a la espera de ellos, al considerar el bosque como un amortiguador.
Por Leandro Rosso *
Córdoba es noticia nacional por los impresionantes incendios que afectaron alrededor de 70.000 hectáreas en todo el año. Dos terceras partes de ellos, ocurrieron durante más de siete días al norte del valle de Punilla. Iniciados el viernes 20 de septiembre pasado, los eventos quedaron registrados con fotografías dantescas.
A eso se le incluye momentos irrisorios, como la quema de las emblemáticas aerosillas de la localidad de Los Cocos, hasta la huida del intendente de la ciudad de Capilla del Monte, al tener el fuego a unos 70 metros de su vivienda. La veintena de casas quemadas y decenas de evacuados se plasmaron en desgarradores testimonios de vecinas y vecinos frente a las cámaras de televisión.
Desde Estados Unidos, la NASA cuenta con un mapeo llamado FIRMS, cuyas siglas traducidas al castellano sería “Información sobre incendios para el sistema de gestión de recursos”. Con distintos satélites, computan la localización de focos activos y los exponen en un mapa. En el caso de lo ocurrido en Córdoba, se contó con la utilización de un detector de imágenes infrarroja llamado VIIRS, portado por el satélite NOAA-20.
En la imagen obtenida el martes 24 del mes, vemos que los cuadros con sus tonos claros se ubican en la franja central del cuadro, y son los que se iniciaron en la primera semana. Mientras más oscuro y cálido se tornan, más se aproximan a las fechas presentes. Así vemos que el fuego se expandió en zonas montañosas, donde incluso en la zona del este llegó atravesar el cordón montañoso y llegó a la jurisdicción de los pueblos de La Granja y Agua de Oro, la zona norte de las localidad de Sierras Chicas.
Desde el norte de Punilla, el gobernador Martin Llaryora dijo que “la infraestructura que tiene Córdoba y el profesionalismo de sus bomberos deben ser de los mejores de Sudamérica en equipos y en entrenamiento”. Por parte de la oposición, se reclamó que el poder ejecutivo disponga de un informe detallado sobre los recursos que se destinan a la prevención y al combate del fuego. El mandatario respondió lo siguiente: “Les digo a los dirigentes que me critiquen a mí lo que quieran, pero no al profesionalismo de esos equipos porque quedan como unos boludos”.
Por otra parte, desde las redes sociales se ha impulsado una campaña para que se “declare la emergencia nacional” en materia de incendios en la provincia. Distintos funcionarios provinciales han declarado ante distintos medios de comunicación que lo consideran “innecesario” o que “no hace falta”.
El crecimiento de los incendios y los intereses ocultos
El informe Megaincendios 2020 en Córdoba: Incidencia del fuego en áreas de valor ecológico y socioeconómico, publicado el año pasado en la revista Ecología Austral, tiene adjuntado el siguiente gráfico, donde se expone la cantidad de hectáreas incendiadas en el territorio serrano cordobés. En él se resalta que el año 2020, fue el segundo más impresionante en los últimos 40 años, alcanzando las 300 mil hectáreas.
Para este estudio, fueron numerosas las condiciones que “favorecieron la ocurrencia de estos megaincendios. Por un lado, si bien el régimen climático de las sierras ofrece anualmente, en invierno y primavera, condiciones de humedad, temperatura y viento favorables al fuego”, para la fecha del año 2020 fue aún “más propicio al registrarse una sequía extrema en la provincia”. Además, “las sierras albergan una cobertura vegetal inflamable densa y continua, con gran proporción de arbustales y pastizales, apta para que el fuego se propague casi sin barreras bajo las condiciones meteorológicas adecuadas”.
“No obstante -advierte este trabajo-, la disponibilidad de combustible y la escasez de agua en sí mismas no generan incendios, pero brindan condiciones más propicias para que las igniciones —principalmente antrópicas— se propaguen con velocidad y sean difíciles de controlar”. Hay que recordar al respecto que el 2020, fue el año del inicio de la cuarentena contra el Covid-19.
El trabajo advierte que en Córdoba, “si bien las medidas sanitarias repercutieron en el número de personas de guardia y las tareas de patrullaje de los cuarteles de bomberos, no hubo cambios en cuanto a la operatividad de los cuarteles y hasta hubo mayor disponibilidad del personal voluntario al estar limitada la actividad laboral presencial”. Por esa razón, “la pandemia y sus medidas sanitarias no fueron determinantes en el control de los incendios”.
Para eso, se resalta que entre “agosto y octubre de 2020 —los meses de mayor ocurrencia de incendios— hubo una reducción sustancial de la movilidad de las personas en el área de estudio”. Lo que demostraría que “los principales responsables de los incendios no fueron habitantes urbanos negligentes, como sostienen las publicidades oficiales del Gobierno Provincial. Lo expuesto refuerza la idea de la preponderancia de incendios originados para facilitar la deforestación y promover el rebrote de pasturas”, como así también “desmontar y limpiar terrenos a fin de facilitar la minería de canteras, la construcción o para promover su cambio de uso con fines inmobiliarios”.
Desde entonces, hasta los siniestros ocurridos en la actualidad, las proclamas ciudadanas vienen resaltando las sospechas de que los incendios se originan para impulsar algunos de esas actividades que menciona ese trabajo. Entre ellas, se incluiría las obras viales, tal como lo señaló el geógrafo Pablo Sigismondi en una entrevista a Radio Panamericana, de la ciudad punillense de Huerta Grande: “Las cuencas se están destruyendo por la construcción de la Autovía de Punilla. Se está haciendo en terrenos previamente incendiados, a partir del año 2021 y 2022. Hace cuatro años, se quemó la Pampa de Olaen, frente a La Falda. Después de ese incendio, viene a pasar la autovía que llegará hasta Molinari”.
“Muchas de nuestras provincias vecinas, tienen bosque nativo mucho más extenso que el de la provincia de Córdoba. La cuña chaqueña penetra en el noroeste de Córdoba, pero también avanza en Catamarca, La Rioja y Tucumán. Y sin embargo, en ninguno de esos lugares se produce los incendios catastróficos que tenemos nosotros. Esa es una pregunta que nosotros deberíamos hacer”, subraya indignado Sigismondi.
Entre tantas riñas intrapolíticas, ante tantos intereses sectoriales, queda la pregunta sobre que fondos a destinado y cómo ha trabajado el gobierno provincial en todos estos años, a la hora de frenar estas llamaradas.
Fondos quemados
En el siguiente gráfico se muestra la evolución anual del Fondo de Prevención y Lucha contra el Fuego, según las cuentas de inversión, que publica anualmente el Ministerio de Economía, anteriormente de Finanzas, de la provincia. Los montos fueron calculados a precio constante tomando como base el año 2024, y el Índice de Precios al Consumidor que publica la provincia de San Luis, debido a los cuestionamientos metodológicos que hubo años atrás a los registros del INDEC.
La línea azul expone el presupuesto pautado por año. La línea naranja expone lo devengado anual, esto es el gasto que se ha concretado efectivamente. Y finalmente, la línea verde es lo que se ha pagado.
Una primera conclusión es que el actual presupuesto acordado para este año, unos 5,8 mil millones de pesos, equivalen a la quinta parte del año que tuvo mayor pauta presupuestaria, que fue en el 2007 con 29,6 mil millones a valores actuales.
Otra conclusión es que a partir del año 2010, los presupuestos del fondo jamás volvieron a superar en valores reales el techo de 20 mil millones de pesos a valores del presente año. Ahora bien, si nos enfocamos exclusivamente en lo pagado realmente, vemos que 2010 se invirtió en total $ 14,7 mil millones. Y desde entonces, lo pagado nunca volvió a superar este techo.
No es menor el dato que se trata del año 2010, porque fue la fecha donde se reformó la actual Ley de Ordenamiento Territorial, conocida como “Ley de Bosques”. En ella, se establecen los criterios y distribución de los niveles de conservación de cobertura vegetal, calificadas en un mapa de colores rojo, amarillo y verde.
El primero, está totalmente prohibido el desmonte, siendo solo permitido para el tercero, y el color del medio habilita para ciertas actividades sustentables. Además, estipula que esos espacios no pueden cambiar de color, aún si pasara un incendio por detrás. Claro que para que no sea una letra muerta, se requiere asegurar que no ocurran esas catástrofes. Por ende, la desfinanciación al fondo fue más que inoportuna.
Una tercera conclusión es que luego de 2013, lo presupuestado no volvió a pasar el techo de los $ 10 mil millones, mientras que lo pagado tampoco lo hizo a los $ 6 mil millones. Esto lleva a la sospecha si en esto tuvo incidencia la trágica noche de diciembre de 2013, en que se incendió la capital cordobesa, como consecuencia de un acuartelamiento policial, que desató una ola de saqueos y agresiones entre vecinos y vecinas.
Que implicó un cambio en el gabinete provincial, con la entrada en él de quien es el actual gobernador Martín Llaryora, como Ministro de Industria, Comercio, Minería y Desarrollo Científico Tecnológico. En definitiva, se habría paliado la situación, cediendo a los reclamos de aumentos salariales de los uniformados, menoscabando las partidas contra el fuego. Apagando así un incendio, mediante propiciar otros.
Luego a partir del año 2017, cuando el Ministerio de Seguridad se hizo cargo del Fondo, se contó con un presupuesto de $ 8,8 mil millones, pero lo pagado fue solo $ 4 mil millones. Desde entonces, la brecha entre lo presupuestado y lo pagado se achicó notoriamente, manteniéndose este último en un nivel mínimo alrededor de los $ 5 mil millones. Para caer en el 2023 a solo 4,1 mil millones, habiéndose pagado además a junio pasado solo $ 2,1 mil millones, frente un devengado de $ 3,8 mil millones.
La quema y la espera del fuego en el combate contra el fuego
Desde finales de los 90, la provincia de Córdoba cuenta con la Ley 8.741 para encarar estas catástrofes. Con la creación del “Fondo de Prevención y Lucha Contra Incendios en Áreas Rurales y/o Forestales”, destinado a respaldar y equipar a los cuarteles de bomberos oficiales y voluntarios, además de costear campañas de concientización. Es decir: su función no es solo combatir el fuego, sino también crear mecanismos para evitar que surja, cosa que se ve que no está dando muchos resultados.
En el año 2004, en el inicio del segundo mandato del fallecido José Manuel de la Sota, se realizó una modificación. Lo hizo en el marco del crecimiento de las hectáreas incendiadas entre 1999 y 2003 como lo mostró el gráfico anterior. O sea durante todo el primer mandato de la gestión del PJ. Se estableció un impuesto “extra” aplicado sobre las facturas de consumo de la energía eléctrica a los habitantes de la provincia. Además, el fondo contaba con ingresos de lo recaudado en multas, donaciones y aranceles.
Esto funcionó hasta el año 2017, cuando durante el segundo mandato de Juan Schiaretti, para disimular los aumentos de tarifa de luz que ordenó a nivel nacional el presidente Mauricio Macri, se dispuso que en lugar de eso, el Ministerio de Seguridad provincial se hiciera cargo de financiar el plan contra el fuego de manera directa, con los ingresos generales del Presupuesto.
En el 2021, por efecto de los magnos incendios ocurridos en el año anterior, el gobierno provincial decidió crear una fuerza especial llamada Equipo Técnico de Acción ante Catástrofes (ETAC), grupo encargado de atender situaciones catastróficas y bajo la órbita de la Policía de Córdoba. En aquel entonces, se polemizó que la misma corría el riesgo de burocratizar el sistema, al funcionar en forma paralela a la de los cuarteles de bomberos.
En la actualidad, algunos habitantes serranos han tenido quejas respecto el accionar de esta fuerza, por efectuar la táctica de los cortafuegos, que sería la iniciación de una hilera de fuego para evitar el paso del incendio. El método utilizado es cuestionado ante el clima invernal adverso como el que estuvo tiene la provincia, ante el riesgo que ese fuego intencional se descontrole y genere mayores inconvenientes.
Además, existe el Fondo Permanente para Atención en Situaciones de Desastre. Recientemente, la Provincia anunció un aumento del mismo “a 5 mil millones de pesos, para hacer frente a las graves consecuencias generadas por los incendios”. Pero se trata de una caja para ayudar a personas damnificadas. Es decir, cuando los daños ya están hechos.
Por su parte el guardia parque del cerro Uritorco ubicado en Capilla del Monte, Javier Peralta Ramos, acongojado por las pérdidas de fauna y forestal, dio una emocionada entrevista a TN, donde dio su explicación del motivo del auge de los incendios en Córdoba, a la par de que disminuyen los fondos destinados a combatirlo, diciendo:
“Tiene que volver a ponerse el sistema de alerta temprana del fuego, para que no vuelva el fuego, esta es la solución. Y que los bomberos vuelvan a trabajar como trabajaban antes. Yo tengo amigos bomberos, y lo que voy a decir no lo digo por la mayoría de los bomberos, lo digo por algunos bomberos. Se ha cambiado la manera de combatir el fuego, no se combate como se combatía antes el fuego. Se espera el fuego, saben lo que dicen ahora, el bosque es amortiguador. Que significa eso, el bosque no importa, hay que salvar las casas. Pero yo digo, una casa que se quema es terrible, terrible, pero se puede construir, pero un árbol de quinientos años, no lo repones nunca más, estamos hablando de algo que para que termine, tenemos que volver a lo que dio resultado”.