Caso Facundo Castro: dejaron un macabro mensaje en el lugar de trabajo de su madre

En el baño de la estación Shell de Pedro Luro apareció un “dedo” similar al de un hombre. Fue en el horario de trabajo de Cristina Castro y justo el día de cumpleaños de otro de sus hijos. “No es una coincidencia, es muy macabro”, dice la madre del joven desaparecido y muerto en 2020 tras ser detenido por la Policía Bonaerense. Aún no se sabe quién dejó el “mensaje”.

(Daniel Satur-Izquierda Diario) Buenos Aires -  La noche del domingo 22 de enero, dos jóvenes ingresaron al baño de la estación de servicio , en el partido bonaerense de Villarino. Allí trabaja desde hace años Cristina Castro, madre de Facundo Astudillo Castro, desaparecido el 30 de abril de 2020 tras ser detenido por la Policía Bonaerense y cuyo cuerpo fue hallado en un cangrejal de Bahía Blanca 107 días después.

Apenas entraron al baño, los jóvenes se toparon con algo que los impresionó y asustó. Se trataba de un dedo, similar al de un hombre y de tamaño natural. Si bien luego se comprobó que el objeto era de plástico, el hallazgo motivó el desesperado llamado al playero de la estación de servicio, quien a su vez dio aviso a sus superiores. Eran pasadas las diez de la noche.

Tanto la familia de Facundo como las compañeras y compañeros de trabajo de Cristina están convencidos de que se trató de un mensaje direccionado. Quien dejó ese “dedo” seguramente sabía los horarios laborales de Cristina. De hecho ella debía trabajar esa noche, pero ocasionalmente cambió el turno con una compañera, ya que era el cumpleaños de uno de sus hijos y al día siguiente ella comenzaba sus vacaciones. 

Según los registros de las cámaras de seguridad de la estación de servicio, el horario en el que alguien ingresó y dejó el objeto coincide con el momento (última hora del turno tarde) en que, regularmente, las empleadas ingresan a los baños a limpiar. Si no hubiera existido el cambio de turno, quien se hubiera topado con la réplica de un dedo era la misma Cristina.

dedo mensajemacabro

Según pudo saber La Izquierda Diario, las imágenes de video muestran a varias personas ingresar a los sanitarios durante los momentos previos al hallazgo. Pero hasta el momento ninguna de ellas fue reconocida. Siendo un pueblo chico y sabiendo de la existencia de esas cámaras, probablemente el emisario de semejante mensaje haya llegado desde alguna localidad vecina.

“Para mí no es una coincidencia, es muy macabro”, dijo Cristina Castro ante la consulta de este medio. Y recordó que, desde 2020 a esta parte, desde el entorno de los policías sospechados de desaparecer y matar a Facundo “nunca dejaron de hacer todo tipo de cosas. Hace poco varias personas me escribieron contándome que una mujer les había llamado por teléfono pidiendo dinero a nombre de Facu, cosa que tuvimos que denunciar por las redes sociales”, dice Cristina aún conmovida por el reciente episodio.

Como ya se relató en este diario, quien hasta el año pasado solía pasar por la Shell de Pedro Luro era la “testigo de identidad reservada” conocida como “H” o “E.R.” (por las siglas de su nombre), quien en la causa en la que se investiga lo que sucedió con Facundo aseguró haber llevado al joven bien lejos de la zona donde se sospecha que los policías terminaron con su vida.

Luego de la desaparición de Astudillo Castro, su madre y la supuesta testigo se cruzaron varias veces en las instalaciones de la estación de servicio. Pero “E(H)R”, reconocida productora rural de la región, en dos años evitó cualquier tipo de contacto la trabajadora. “Ella también es madre y haber sido partícipe de un encubrimiento como éste es lo más cruel que puede hacerle a otra madre”, dijo Cristina a este diario sobre quien, para ella, “es de esas personas que no tienen moral y cuando deben favores no tienen límites”.

El personal de la Shell vivió más de un mal momento por culpa de la septuagenaria empresaria. Varias veces se presentó ante compañeras de Cristina diciendo “yo soy la testigo H” y haciendo comentarios muy desagradables. Incluso llegó a acusar a los playeros de robarle la billetera, un hecho que nunca sucedió, tal como quedó demostrado tras analizar los videos de seguridad.

La última vez que E.H.R. pisó la estación de servicio fue pocos días antes de que declarara nuevamente en la causa, en mayo del año pasado. “Ese día me había tocado servir mesas y llevé un pedido justo a una mesa al lado de ella, apenas me vio se levantó y se fue”, recordó entonces Cristina, quien no puede evitar relacionar el reciente hallazgo del “dedo” de plástico con las mil y una maniobras del entorno policial contra ella y su familia.

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