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Uganda: escuelas de campo ayudan a mujeres contra el cambio climático

El debate en torno al cambio climático ha ignorado la forma en que el fenómeno afecta de forma diferente a hombres y mujeres, concentrándose en subrayar la extrema variabilidad del clima y el hecho de que es impredecible, así como la disminución de la productividad agrícola.

(Sally Nyakanyanga – IPS) Uganda - Las mujeres representan 56 por ciento de los agricultores ugandeses y son responsables de más de 70 por ciento de la producción agrícola, así como de la seguridad alimentaria y nutricional en los hogares, según la Red de Mujeres de Uganda (Wougnet). Sin embargo, solo son propietarias de 16 por ciento de las tierras cultivables de este país.

Stella Tereka, enlace sobre género y cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), explicó que las prácticas culturales discriminatorias, que tienden a favorecer a los hombres, limitan el control de las mujeres sobre los recursos productivos clave, lo que exacerba su vulnerabilidad al cambio climático.

“El trabajo intensivo recae sobre las mujeres, en especial las tareas no remuneradas del cuidado, lo que hace que no tengan tiempo para practicar lo que aprenden, el conocimiento y las capacidades obtenidas en grupo en sus actividades agrícolas”, explicó Tereka a IPS.

Por su parte, Winnie Masiko, negociadora de género y cambio climático que representa a Uganda en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), criticó la falta de pautas claras para incorporar la dimensión de género en los proyectos de cambio climático.

La Política de Tierras ugandesa, de 2013, garantiza a las mujeres el mismo derecho que a los hombres de ser propietarias o copropietarias de la tierra, pero eso no siempre se refleja en el terreno.

Masiko subrayó la necesidad de iniciativas concentradas en atender los desequilibrios estructurales para achicar la brecha de género, comprender las distintas necesidades de hombres y mujeres y allanar el camino para una efectiva adaptación al cambio climático.

Edidah Ampaire, coordinadora del proyecto Acción Política para la Adaptación al Cambio Climático, dijo que las contribuciones y los derechos de las mujeres están extremadamente restringidos, en especial en zonas rurales, y que el gobierno hace muy poco para atender los desequilibrios.

“La desigualdad de género está generalizada en las comunidades agrícolas y deja a las mujeres en desventaja”, precisó Ampaire.

Tereka subrayó que la promoción de la igualdad de género está en el centro de los programas de la FAO y que la agencia realiza esfuerzos deliberados para garantizar la inclusión femenina en todos sus programas.
“Es fundamental que las mujeres ganen poder y formen parte de la toma de decisiones en todos los niveles, a fin de que podamos ver su contribución efectiva al desarrollo de sus familias y sus naciones”, explicó Tereka.

A través de la metodología de Escuelas de Campo para Agricultores (ECA), “conocidas como escuelas sin muros”, la FAO permite que hombres y mujeres con un objetivo común reciban capacitación, compartan ideas, aprendan entre sí mediante la observación y la experimentación en su propio contexto.

En promedio, las ECA cuentan con 60 por ciento de mujeres.

“Las ECA ofrecen un espacio para aprender en grupo de forma práctica, mejorar la capacidad de realizar análisis críticos e incentivar el proceso de decisión de las poblaciones locales”, explicó Tereka.

“Las actividades se basan en el campo e incluyen la experimentación para resolver problemas, al reflejar un contexto local específico”, añadió.

“Los participantes aprenden a mejorar sus habilidades agrarias mediante experimentación, observación, análisis y aplicación en su propio terreno, lo que contribuye a una mejor producción y sustento. El proceso de las ECA mejora el empoderamiento individual, doméstico y comunitario, así como la cohesión social”, precisó.

La FAO también utilizó los Sistemas de Aprendizaje Acción de Género, una herramienta comunitaria que permite a hombres y mujeres planear el futuro que quieren y actuar contra las barreras, incluidas las normas sociales que inhiben la igualdad de género y la justicia.
La metodología de las ECA se implementa actualmente en 90 países, con cuatro millones de agricultores en el mundo que lograron mejorar sus capacidades y se ajustaron bien a los efectos del cambio climático.

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