
Repsol deja sin sustento a miles de pescadores en la costa peruana
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- Categoría: Perú
- Publicado: Miércoles 02 de Marzo de 2022

Miles de pescadores artesanales han perdido su medio de vida por culpa del desastre ecológico ocasionado por el vertido de casi 12.000 barriles de petróleo acontecido el pasado 15 de enero en las costas de Ventanilla durante la descarga de crudo en la refinería La Pampilla, propiedad de Repsol situada en la provincia constitucional del Callao, adyacente a la ciudad peruana de Lima.
(Ramón P. Yelo – El Salto) Perú - La empresa petrolera sigue sin reconocer su responsabilidad en la catástrofe y se ha limitado a ofrecer canastas de víveres para las familias afectadas, bonos de 500 soles (118 euros) y el empleo de los trabajadores del mar en las labores de saneamiento, lo cual suscitó la indignación de muchos. “No me van a mandar a limpiar las playas porque ya tengo suficiente con que me hayan quitado el trabajo como para ir a la playa donde el olor es insoportable y exponer mi salud y mi vida”, protesta Jesús Cristian Israel Reyes, buzo extractor de 28 años que faenaba las aguas de Bahía Blanca.
Son más de 1.400 hectáreas de mar y costa afectados por una mancha oleosa que las corrientes han empujado más allá del Callao, hasta los distritos de Chancay y Huacho, situados a unos 50 kilómetros del origen del derrame. El crudo ha impactado gravemente en áreas naturales protegidas como los Islotes de Pescadores y la Zona Reservada de Ancón, lugares donde imperan las prácticas sostenibles de pesca y el turismo estival se deleita con el paisaje y las recetas marinas. Asimismo, los informes de Naciones Unidas revelan diversas falencias en la estrategia de saneamiento del litoral y señalan que pasarán de seis a diez años antes de que los ecosistemas se restauren, lo cual siembra la incertidumbre en el futuro de un sector que se siente agraviado por Repsol y desamparado por unas autoridades públicas que actuaron con demora y de manera errática.
El pasado viernes, 18 de febrero, la compañía transnacional informó de que habían retirado el 98% del material contaminante, más estos datos resultan inverosímiles dado que el Ministerio de Ambiente anunció recientemente que el aspecto de las playas y de los islotes no se corresponde con las afirmaciones de la empresa y ya que diversos sectores de costa, como Santa Rosa o Bahía Blanca, reciben escasa o ninguna atención por parte de los equipos de limpieza. Alejandro Miguel Huaroto se dedica a la pesca artesanal en Puerto Pachacútec y, tras el desastre, ha centrado sus actividades en el rescate de fauna y en la vigilancia de las tareas de saneamiento: “Estamos supervisando todas las áreas y hemos encontrado varias zonas contaminadas que permanecen abandonadas, por lo que enviamos las coordenadas a las autoridades para que vayan a limpiar”.
A los testimonios de los pescadores sobre las carencias de las operaciones de restauración ecológica impulsadas por Repsol, se suman los reportes emitidos por la compañía y desmentidos por los organismos públicos peruanos sobre la verdadera magnitud del derrame, así como la insistencia de la empresa en achacar el incidente a un supuesto oleaje anómalo provocado por la explosión del volcán Hunga-Tonga-Hunga-Ha'apai o, más recientemente, a las maniobras ejecutadas por el Mare Doricum, el buque italiano destinado al transporte de grandes cantidades de crudo, en el momento de la descarga. Al respecto de dicha versión de los hechos, se tiene constancia de las ocho cartas de protesta enviadas por el capitán del navío, Giacomo Pisani, en las que advierte sobre la actuación inadecuada por parte de los operadores de la refinería y la escasa longitud de las barreras de contención desplegadas por la empresa petrolera, cuya extensión no fue suficiente para cubrir el perímetro de la embarcación. Por otro lado, entidades como el Pacific Tsunami Warning Center no alertaron en su momento de ningún peligro en las costas de Perú y los mismos pescadores, que tuvieron una experiencia directa del fenómeno, niegan que el 15 de enero se percibiese una marea especialmente agresiva.
Dadas las circunstancias, la desesperación llevó a varios colectivos pesqueros a protestar frente a las instalaciones de La Pampilla y a cortar el paso de las principales vías de tránsito de la región para demandar atención y medidas de reparación. Kevin Villas Carbajal es secretario en defensa de la Asociación de Pescadores Artesanales de Ancón (Apescaa) y relata cómo tuvieron que “movilizar a 2.500 personas para estacionarnos en la Panamericana y conseguir por fin que nos hagan caso”.
Nota completa: https://www.elsaltodiario.com/desastres-ambientales/repsol-derrame-petroleo-deja-sin-sustento-miles-pescadores-costa-peruana