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“Cuando se menguan los desarrollos en ciencia y tecnología, hay una menor posibilidad de desarrollo estratégico para el país”

Después de ocho años de trabajo en el CONICET, Dora Barrancos renunció a su cargo como autoridad del área de Ciencias Sociales y Humanidades. La investigadora se encontraba a la espera de la designación de Mario Pecheny, quien iba a ocupar su cargo, pero el reemplazo nunca se hizo efectivo. El hecho tuvo lugar la misma semana que una investigadora se presentó en un programa de preguntas y respuestas para conseguir fondos para una investigación en oncología. Sobre todos estos temas y sobre la situación actual de la ciencia, Dora Barrancos conversa con la Agencia Andar.

Dora Barrancos es doctora en Historia, se desarrolla en el campo de ciencia y tecnología y forma parte de la Comisión Provincial por la Memoria. La referente en los estudios de género hacía cinco meses que esperaba la designación del sociólogo Mario Pecheny, su reemplazo en el cargo que ya había sido electo para ocupar dicho lugar en 2018, pero que aún se encuentra a la espera de la firma de un decreto que lo habilite a asumir la responsabilidad. Frente a la no respuesta, Barrancos decidió renunciar y dejar su dirección acéfala.

En la misma espera se encuentra Mirtha Flawiá, la directora del área de Ciencias  Biológicas y Salud, puesto para el que fue electo el año pasado el biólogo Alejandro Kornblihtt, pero que aún no ha podido asumir el cargo.

Estos hechos ocurren en un marco en donde las políticas de ciencia e innovación se encuentran fuertemente cuestionadas por los y las investigadoras del país, y se hicieron efectivos la misma semana que una investigadora se presentó en un programa  televisivo de preguntas y respuestas para conseguir fondos para una investigación en oncología.

Barrancos conversó con la Agencia Andar sobre estos sucesos y explicó el recorte presupuestario que están sufriendo las investigaciones en nuestro país.

¿Por qué decidiste renunciar a tu cargo en el CONICET?

Yo me había tomado para mí una prudente espera, y había anunciado que luego de ese tiempo me iba a retirar del cargo. Esto es porque como espacio de trabajo teníamos un antecedente muy temible, que se dio con el investigador Roberto Salvarezza, quien pese a haber sido electo para ocupar el directorio del CONICET, nunca fue designado por el decreto presidencial que corresponde a un ente autárquico como el nuestro. Yo en aquel momento hice una nota que se púbico en Página 12 haciendo una exposición de lo que estaba ocurriendo, un antecedente gravísimo en el CONICET. Con ese antecedente, qué íbamos a estar esperando, teníamos que hacer algo.

Entonces, yo me propuse un tiempo de espera para que llegue la designación de los investigadores que van a ocupar mi cargo y el de Flawiá –porque el decreto es uno para ambos espacios-, pero consideré que después de tantos meses la situación era inadmisible.Es una decisión que no puede sorprender porque yo la venía anunciando a la esfera administrativa y públicamente también. Me he comportado con mucha lealtad institucional pero he cumplido con mi obligación moral.

¿Por qué se llega a esta situación?

Mi conjetura es que hay tensión con respecto a la designación de Alberto Kornblit, porque es una figura de mucha proyección e importancia de las ciencias biológicas. Es una gran biólogo molecular, muy conocido, con mucha producción, pero Alberto ha hecho manifestaciones muy subrayadas contra la actual política científica y tecnológica. Creo que eso los incomoda mucho.

¿Cuál es el panorama actual de la ciencia en Argentina?

La ciencia y tecnología vive un momento de retroceso tremendo en el orden de los recursos, tenemos un 40% menos de recursos presupuestarios. El CONICET tiene fijado un presupuesto actual que, si se toman valores constantes de alguna referencia, se asimila al presupuesto del 2017. Hay una carencia tremenda de recursos para la sostenibilidad, para el funcionamiento de las más de casi 300 unidades de investigaciones. Muchas de estas unidades son compartidas con las universidades pero el CONICET hace un esfuerzo muy grande en su sostenimiento. Entonces, hoy día, todos esos laboratorios, centros de investigación, están con una carencia tremenda de recurso. Tampoco aparecen los recursos para los proyectos de investigación, los subsidios.

Lo que vimos la semana pasada en la televisión, una investigadora consiguiendo fondos en un programa de preguntas y respuestas es patético. Pero más patético es el aplauso y las felicitaciones que ha recibido de la gente que debe reencausar las decisiones sobre presupuestos. Ese es el problema.

Otra cuestión grave es que el ingreso a la carrera de investigador científico es muchos menos del 50% que estaba previsto en el Plan Argentino Innovadora 2020. El artífice principal del plan fue el por entonces ministro y actual secretario de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Educación, Lino Barañao. Desde su ministerio  se confeccionó ese Plan que preveía un incremento de la planta de investigadores e investigadoras del 10% anual. Este año deberían haber ingresado casi 1300 personas, pero solo ingresaron 450. Menos de la mitad de lo que estaba previsto.

¿Esto afecta por igual a todas las disciplinas?

Hay disciplinas que están con un default  tremendo. En el área de ciencias sociales se ha disminuido la participación, pero lo más grave es el default de las disciplinas que corresponden a las ciencias humanas, particularmente filosófica, historia y literatura. Esas tres grandes disciplinas se presentan a las convocatorias pero el cupo correspondiente es mínimo.

¿Cuál es el impacto que tiene esto en toda la comunidad?

Es gravísimo. Simplemente cuando se menguan, retrasan, paralizan los desarrollos en ciencia y tecnología, hay una menor posibilidad de desarrollo estratégico para el país. Implica menos trabajo, menos soberanía, menos desarrollo científico, menos posibilidad de que haya nuevos bienes como vacunas o nuevas oportunidades para el combate de enfermedades, para el tratamiento de alguna circunstancia que constituyen un riesgo para la sociedad, el medio ambiente, menos posibilidades de conseguir mejoras en las alimentación, etc. Si no hay ciencias sociales no hay posibilidades de establecer riesgos sociales, impacto sociales, promoción social, dignificación y mejores análisis de la vida de los sectores populares.

¿Y en materia de derechos humanos?

¡Lo mismo! Cuantas menos personas puedan desarrollar análisis que tengan por objeto la apreciación, el cumplimiento o los déficits en materia de derechos humanos, obviamente hay una mengua en la posibilidad de ejercer derechos. La investigación en nuestro país está muy ligada a una perspectiva crítica pero también de actuación para resolver acuciantes problemas.

¿Cómo ves la perspectiva a futuro?

El cambio de rumbo político es la única perspectiva posible. Con los objetivos de esta gobernanza es consonante, porque ven a la ciencia como un gasto que hay que suprimir.

 
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