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Prácticas “profesionalizantes” en 5° año: las empresas quieren mano de obra barata

Laura Marrone, docente y legisladora de la Ciudad de Buenos Aires Laura Marrone, explica en esta entrevista la propuesta del gobierno porteño para que los alumnos que cursan el 5to año realicen prácticas laborales.

(Mario Hernández – Red Eco) Laura Marrone analiza la propuesta que a principios de enero la ministra de Educación, Soledad Acuña, lanzó para los alumnos y alumnas del último año de la escuela secundaria. Por el contrario, frente a las “prácticas profesionalizantes” que propone el gobierno de la ciudad, Marrone considera que la “formación que necesitamos es cada vez menos práctica y más de contenidos que les permitan a los chicos adaptarse a las nuevas tecnologías”.

MH: ¿Qué novedades tenemos a nivel educación en nuestra ciudad de Buenos Aires? Creo que no abordamos el tema que afecta a nuestros alumnos de 5° año del secundario, el gobierno de la Ciudad los obligará a realizar una tarea de trabajo gratuita. 

LM: Desde las primeras semanas de enero la ministra de Educación, Soledad Acuña, se dedicó a hacer propaganda mediática sobre una reforma del sistema de la currícula escolar de la escuela media que es como un descuartizamiento.

Ella anuncia que van a tener prácticas laborales de 120 horas-cátedra los alumnos de 5° año en un proyecto formativo, que cada escuela construye junto con cada organización. A eso se le suma un curso de 30 horas de educación financiera, que también sería obligatorio y que estaría a cargo de Bancos y las empresas que están agrupadas en la Cámara de empresas dedicadas a la tecnología financiera, donde están Mercado Libre, Ualá, Mujer financiera, Ripio, etc.

Los acuerdos fueron presentados para que se realicen con la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), HSBC, Galicia, Santander, Fundación Itaú. Es decir, se realizarían esos cursos no en las escuelas ni a cargo de docentes sino a cargo de estas empresas.

Vamos por partes entonces, nosotros tenemos una población en 5° año de alrededor de 29.500 estudiantes de los cuales 11.250 están en escuelas públicas y los demás en establecimientos privados. Partimos de la base con una matrícula mayormente privada en la escuela secundaria. Además tenemos alrededor de 3.000 estudiantes en escuelas técnicas. En estas escuelas se vienen haciendo prácticas “profesionalizantes” que, sin embargo, tienen una valoración muy dispar por parte de los docentes que en otro momento desarrollaremos con más elementos concretos.

Conversando con docentes de esas áreas, porque la verdad es que muchas empresas no aceptan el ingreso de estudiantes que estén a cargo de un proyecto pedagógico, es decir, que el docente utilice el espacio productivo o de servicio para poder educar a sus alumnos en un proyecto pedagógico que tenga que ver con la vinculación de la educación y el mundo productivo. Las empresas lo que quieren es mano de obra barata. Y si el convenio con la escuela no tiene esas características no avanza.

Una mamá me contaba que estaba furiosa porque tenía que pagarle el viaje a su hijo a contra turno y la práctica profesionalizante era cambiar bombitas de luz en un edificio. Cosa que aprendió a hacer el primer día en dos horas. Y llevaba varios meses realizando esa práctica.

Entonces, qué es lo que necesitamos, partamos del problema agravado por la pandemia donde ya hace dos años donde nuestros alumnos, con todo lo que esto significa, han tenido un deterioro de la calidad de su educación, seguimos con el problema de la falta de recursos digitales y esto se va a repetir este año.

La formación que necesitamos es cada vez menos práctica y más de contenidos que les permitan a los chicos adaptarse a las nuevas tecnologías. Hay un estudio donde pedagogos debaten que la gran necesidad de las empresas no es el conocimiento práctico de un estudiante para el empleo de una tecnología concreta, porque esas tecnologías perecen rápidamente. La capacitación en el uso de una tecnología práctica es muy fácil de obtener en un espacio de trabajo directamente y a cargo de las empresas. En cambio, lo que las empresas necesitan, son estudiantes egresados de nuestras escuelas, que tengan un buen nivel de comprensión teórica de las matemáticas, que les permita desarrollar capacidad para adaptarse a nuevas tecnologías y comprender situaciones que son muy dinámicas justamente en el mundo productivo. Para lo cual los más capacitados parecen ser los que tuvieron mejor formación teórica conceptual.

Entonces, esta desesperación de la señora ministra que viene arrastrándose hace algunos años, con lo que ella llama “La escuela secundaria del futuro” y que no pudo desarrollarse en su magnitud, estamos hablando del año 2017 donde empezó su escalada para que la escuela secundaria en el 5° año desapareciera como un nivel de formación con disciplinas, ya entonces el primer borrador que largó a rodar por las redes era uno donde no eran 120 horas como ahora, era todo el año dedicado a estas prácticas más cursos de emprendedurismo, etc.

Esa propuesta, producto de la gran resistencia de los estudiantes tomando escuelas en pleno invierno, no pudo aplicarse y venimos de 4 años donde el resultado fue un híbrido que no respondió al proyecto inicial. En este momento, pandemia de por medio, con el movimiento estudiantil desmovilizado por razones obvias, la ministra pretende avanzar en esa dirección y nos propone ese plan. Le agrega a la formación profesional de prácticas laborales la cuestión de la educación financiera.

Quiero detenerme un momentito sobre esta “educación financiera” porque vamos a hablar con toda claridad, es una avanzada de las empresas que brindan servicios financieros para encontrar en la juventud de entre 15 y 18 años un nicho de potenciales clientes. La currícula nuestra contempla en 3er. año la materia Economía que tiene un enfoque abarcativo, no disociado de una visión más general de la cuestión de la economía, relacionada con la historia, con lo social, incluso con la literatura si se quiere; además tiene nuestra escuela secundaria un Bachillerato con orientación en economía y en administración. Pretender disociar de una formación económica que incluya ese marco histórico social, a un adiestramiento en el uso de billeteras electrónicas, de la inversión en criptomonedas y servicios financieros, no tiene otro propósito que ampliar la base de ingreso de la juventud a la especulación financiera, que al único que beneficia realmente es a esas propias empresas. Justamente no se trata de grandes inversores, sino ese pequeño ahorrista que entraría en el circuito.

MH: Te voy a contar una anécdota, abonando a lo que decís. Días pasados mi hija menor (que tiene 32 años) me comenta que había entrado al mundo del bitcoin de la mano del marido de una amiga que es gerente de la sucursal de un Banco. Le pregunté si había leído El mercader de Venecia y me preguntó qué era, le expliqué que es una obra de William Shakespeare y que un Banco en la Edad Media era justamente eso, las transacciones financieras se hacían en los bancos de una plaza. Lo que primaba en la relación entre el cliente y el banquero era la confianza. Con el bitcoin hemos vuelto a lo mismo, de alguna manera se trata de una cuestión de confianza, alguien emite una moneda virtual, le pone un valor, alguien compra una parte, etc. Con esto no quiero defender al sistema financiero de los Bancos, que nos han estafado, ni la política de guardar dólares abajo del colchón. Pero es muy interesante esto que contás  y abona lo que digo, crear una moneda virtual que el respaldo que tiene es la confianza que le brindás a quien o a quienes la desarrollan. Que generalmente son desconocidos. El otro día estudiando los hechos de Kazajstán me entero que el 18% de las monedas virtuales se producen ahí, que es una gran estepa.

LM: Lo que pasa es que se trasladaron de China a Kazajstán porque el gobierno de China los prohibió y ahora con la crisis y la lucha que se dio ahí, como el Presidente clausuró el uso de internet bajó el valor de los bitcoins estrepitosamente.

MH: Con esto quiero decir, no hay nada nuevo bajo el sol, es un nuevo negocio creado y vos le sumás un negocio al cual quieren incorporar a nuestros jóvenes, y no por haber recibido adiestramiento, como ha sido el caso de mi hija menor.

LM: Exacto. Es importante que los jóvenes sepan que cuanto más se amplíe la base de personas que ingrese a estos “servicios” financieros, más ganan quienes cobran una comisión por la realización de las operaciones. Cada operación supone una comisión. No porque haya intereses sino por la misma operación. Aquí nosotros no estamos en contra de que la juventud entienda cómo funciona el mundo financiero, la materia Economía tiene que formar parte, pero desde qué perspectiva se educa a nuestra juventud en comprender, por ejemplo, que estamos en un mundo que va a una explosión por la especulación financiera porque todo es ficticio. Fijate lo que pasó en Kazajstán, el bitcoin estaba en 68.000 dólares una cosa exótica porque empezó hace 12/13 años valiendo menos de un dólar; en el marco de la crisis bajó a 34.000 dólares. Entonces, el que compró ahora compra a ese precio y pierde y en algún lado esa plata queda. Nosotros tenemos que educar a nuestra juventud en conceptos de macroeconomía, tienen que entender, por ejemplo, cómo es el mecanismo de la deuda externa de la Argentina.

MH: O cómo funcionaron los créditos hipotecarios.

LM: Por qué la deuda que hoy compra un Banco o alguno de los fondos de crédito que nos endeudaron, es en algunos casos mayor que las rentas productivas. Es una economía totalmente absurda que supone cada vez más empobrecimiento, al tiempo que una minoría se enriquece y eso está muy bien que la escuela lo forme. Pero no los van a formar Marcos Galperín ni las Cámaras de Sintech. Lo pueden hacer docentes de una escuela pública que no están bajo la imposición de una empresa privada.

 
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