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Los salarios como variable de ajuste

Ningún trabajador debería ganar menos de 273.146 pesos. “¿Cuánto debería ser nuestro salario?”, se titula el informe que elaboran los trabajadores de la Junta Interna de ATE-Indec: “Un Hogar constituido por una pareja de 35 años con dos hijxs en edad escolar necesitó, en FEBRERO de 2023, 273.146 pesos para satisfacer sus necesidades mínimas. Este valor se compone de 94.664 necesarios para adquirir una Canasta Alimentaria Mínima y de 178.482 para acceder a otros bienes y servicios básicos”. Por Mario Hernandez.

Esta estimación al incluir otros gastos como el del alquiler es mucho más realista que la publicada por el Indec. Al respecto el informe aclara: “Las canastas utilizadas para este ejercicio no son las utilizadas por el INDEC para la medición de la pobreza, que en febrero 2023 llegó a 177.063 pesos para una familia tipo 2, sino que son las llamadas “Canastas de Consumos Mínimos” y surgieron como propuesta metodológica innovadora en el INDEC, aunque todavía no se han aplicado en las mediciones oficiales”.

Desde la Junta Interna ATE- Indec sostienen que “ningún trabajador debería ganar -de bolsillo- menos que el valor calculado en este ejercicio”, y que se trata de una canasta de consumo mínimo, no óptimo, sobre todo si se tiene en cuenta que la inflación ya alcanzó una variación de 102,5% interanual en febrero; mientras distintas proyecciones y el REM (relevado por el Banco Central) la ubican en 98%. Muy por detrás de la propuesta que Sergio Massa exigió a los gremios: Una pauta salarial para el año de 60%, en dos acuerdos semestrales de 30%.

Tras el acuerdo con el FMI los trabajadores transfirieron 20.250 millones de dólares más a los empresarios
Desde que el Gobierno del Frente de Todos firmó el acuerdo con el FMI en marzo de 2022 los empresarios aumentaron sus ganancias y su participación en el ingreso a costa de una caída de la participación de los salarios, de acuerdo a un estudio del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), dirigido por los economistas Claudio Lozano y Ana Rameri.

Estamos hablando de un monto que equivale a casi la mitad del monto del acuerdo con el FMI y a aproximadamente el 4,2% del Producto Interno Bruto (PIB). Se trata de una transferencia histórica, no sólo por su enorme magnitud en favor de los empresarios, sino por la velocidad con la que ocurrió. En un contexto de crecimiento económico, los trabajadores tuvieron salarios un 23% menores que en 2015.

"La firma del acuerdo con el FMI en marzo del 2022 reanudó el contenido regresivo del funcionamiento económico", comienza expresando el informe. "Quienes viven de su fuerza de trabajo resignaron nada menos que unos 2,7 billones de pesos, que al tipo de cambio oficial del tercer trimestre 2022, equivalen a casi USD 20.250 millones. La menor masa retribuida, expresión de una mayor explotación, fue a parar principalmente al excedente en manos empresarias y otra porción para las arcas públicas conforme al recorte de subsidios al precio de la energía", es una de sus principales conclusiones.

El estudio llevado a cabo por el IPyPP se basa en los datos de Cuenta de Generación de Ingresos e insumo de mano de obra (CGII) que realiza el Indec y mide la distribución funcional del ingreso.

El estudio detalla que, en un primer nivel de análisis de los datos, se observa que, en los meses posteriores a la firma del acuerdo, los trabajadores asalariados resignaron 2,2 puntos porcentuales del PBI en sus ingresos mientras que las "formas no asalariadas" de ingreso resignaron otros 1,7 puntos. En el mismo período, el excedente de explotación bruto (una aproximación a lo que serían las ganancias empresarias) se incrementó en 3,5 puntos porcentuales. El diferencial de 0,2 puntos se explica por la quita de subsidios a las empresas energéticas que, por otra vía, afrontaron las familias a través del impacto inflacionario de la suba de tarifas.

Pero en un segundo nivel, si en el análisis se omite la incidencia del empleo en el sector público para presentar la relación entre capital y trabajo "en forma pura", la caída en la participación de los salarios se eleva hasta 4,5 puntos porcentuales mientras las ganancias escalan 4,2 puntos porcentuales.

Así se llega al resultado de una pérdida equivalente a 2,7 billones de pesos que, a valor de dólar oficial, implican una transferencia de recursos equivalente a U$S 20.250 millones (alrededor del doble si se lo tomara al valor del dólar paralelo). De este monto, la mayoría (U$S 19.191 millones) fue embolsado por los empresarios bajo la forma de un aumento de la rentabilidad empresarial y los 1.000 millones restantes los obtuvo el Estado por la vía de la reducción de los subsidios (y su consecuente aumento de tarifas públicas) que era parte de las metas de ajuste fiscal acordadas con el FMI.

Lo que más se destaca de este funcionamiento regresivo de la economía bajo el cogobierno con el organismo internacional es que la distribución regresiva del valor agregado de la economía se dio en el marco de un crecimiento económico. Y éste, "encuentra su fundamento principal en la sobre explotación de mano de obra", afirman en el estudio.

De una parte, más producción no significa sencillamente más empleo, sino más empleo precario. Por ello, el informe de IPYPP indica que la mayor actividad se vio acompañada por "un mayor contenido de precariedad". Y señalan que "el ritmo de aumento de los puestos de trabajo precarios e ilegales triplica el trabajo formal". De otra parte (en forma conjunta con el primero), se trata de un deterioro del poder de compra de los salarios frente a la suba de precios.

En los procesos que operaron para que se produzca esta transferencia de ingresos invisibilizada (pero visible en los bolsillos), se encuentra el mecanismo inflacionario. "La inflación juega un papel crucial en el reparto de la producción y el ingreso, especialmente luego de la salida de Convertibilidad, a partir de lo cual los recortes salariales y ajustes fiscales nominales fueron sustituidos por las transferencias de recursos que promueve la inflación, especialmente en nuestra economía donde pocos actores concentran poder de mercado en segmentos concretos de las cadenas de valor de buena parte de los bienes y servicios que se producen localmente".

Para el IPyPP, “la masa salarial junto con la del ingreso mixto, es decir, el conjunto de ingresos que logra reunir la fuerza de trabajo -asalariada o no- perdieron cerca de 4 puntos porcentuales del producto generado, al tiempo que la productividad aumentó por debajo de esa magnitud (considerando el crecimiento económico de ese período, del 2,7%) lo que termina de explicar tal caída es la pérdida relativa del salario y los ingresos en relación con el resto de los precios de la economía”.

Ello ocurre porque en la carrera entre salarios e ingresos y los precios, “el deterioro real de las formas salariales en su conjunto (estén o no formalizadas) es del 6,1% y equivale al 5,7% para el caso de los ingresos provenientes de inserciones por fuera de la relación salarial (sea autoempleo de subsistencias, trabajo en cooperativas, etc.)”.

El informe explica la relación entre el acuerdo con el FMI y los precios "tal como se señaló en diversas oportunidades, el acuerdo con el FMI acicatea aún más la tendencia estructural inflacionaria, operando desde diversos ángulos como en las presiones sobre el valor del dólar, sumado a las exigencias en materia monetaria y tarifaria".

El estudio también lleva este análisis más atrás y concluye el resultado de la distribución del ingreso desde el 2016 hasta el tercer trimestre del 2022. En ese período, en que la economía creció apenas un 3,5% en forma acumulada, la caída en la participación de la clase trabajadora fue de 7,2 puntos porcentuales, mientras que "las fracciones del capital han apropiado, incluso, en mayor cuantía (un 8 p.p.)" y esto es así porque también recibieron una mayor transferencia de recursos desde el Estado, principalmente los sectores de energía, transporte e hidrocarburos.

El informe intenta traducirlo en forma sencilla: "Si en la actualidad la pauta distributiva fuera la misma que la existente al comienzo del 2016, la masa salarial debería ser de 38 billones en lugar de 31,9 billones". La totalidad de esa suma, más 4.000 millones de dólares adicionales propios del crecimiento de la economía, "engrosaron las cuentas del sector privado de las grandes firmas".

"Cada gestión de gobierno contribuyó en alguna cuantía a este balance regresivo", afirman. Y la cuenta final, entre pérdida de los salarios en favor de las ganancias empresarias y las transferencias del Estado a las patronales mediante subsidios, genera la transferencia de U$S 23.358 millones cedidos entre 2016 y 2019 con la gestión de Macri y otros U$S 20.384,6 millones entre 2019 y 2022 con el Frente de Todos.

Con un enfoque similar, aunque resultados distintos, desde el Centro Cifra calcularon una transferencia total de U$S 70.000 millones desde los trabajadores a los empresarios entre 2016 y 2021.

De esta forma, la minoría poseedora de los medios de producción, las fábricas, los bancos, los puertos, etc., es decir, los más ricos de la Argentina y los grandes empresarios, que son los responsables de la decadencia nacional, se apropian cada vez una mayor tajada de la riqueza, ahora también bajo la garantía del cogobierno con el FMI. Ellos se benefician de las crisis, mientras la clase trabajadora hace malabares para llegar a fin de mes.

El Frente de Todos aseguraba que era posible renegociar la fraudulenta deuda externa con los fondos privados y reestructurar el acuerdo del macrismo con el FMI y que con ello iba a terminar con el ajuste y mejorar la situación de la clase trabajadora. Se demostró, una vez más, su imposibilidad, porque bajo estas condiciones la única prioridad es asegurar la rentabilidad empresarial y eso va en contra de los intereses del pueblo trabajador.

Los salarios informales perdieron más del doble que los privados entre 2015 y 2022
En siete años, la pérdida salarial frente a la inflación de los informales es más del doble que la de los trabajadores privados bajo convenio, destacó un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), que a través de cifras oficiales analizó el impacto de la suba del IPC desde 2015 a la fecha para los ingresos.

Según los datos del reporte, mientras los salarios bajo convenio “acumularon hasta 2022 una pérdida de 16 % de poder adquisitivo, los informales cedieron alrededor de 37 %”. Esta caída generalizada tiene sus excepciones, según la casa de estudios. Es que hoy los privados son los únicos ingresos que lograron sostener su poder de compra desde el cambio de gobierno en 2019, según marcan los números difundidos.

En esos tres años, tanto los precarizados como los estatales tuvieron mejoras por debajo de la inflación. En el caso de los salarios públicos, la pérdida desde el 2015 está entre los dos extremos del estudio: retrocedieron 23 %.

El informe de la UNDAV, a cargo de su Observatorio de Políticas Públicas, determinó la pérdida de los informales como la más alta de todo el arco de ingresos. Pero en rigor de verdad, todos los ingresos cedieron en el período estudiado.

En este sentido, el estudio incluyó también la evolución del RIPTE, es decir la remuneración promedio sujeta a aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que perciben los trabajadores que se encuentran bajo relación de dependencia, del salario mínimo vital y móvil, y del mayor plan de cobertura social laboral, Potenciar Trabajo.

Según los datos, «desde noviembre de 2017 hasta diciembre del 2019 el RIPTE perdió un 19,2% de su poder de compra y hasta octubre de 2022 cayó otro 3 %». «Por su parte, el salario mínimo vital y móvil había caído hacia diciembre de 2019 un 21,1 % respecto a su valor en diciembre de 2015. En la etapa posterior, comprendida entre diciembre de 2019 y noviembre de 2022 tuvo otra caída del 5,5 %», subrayó el estudio.

En una segmentación más corta, tomando en cuenta los años en que gestión el Frente de Todos, los datos siguen siendo negativos, aunque en estos tres años los privados lograron sostener su poder de compra, según este trabajo.

“Los salarios registrados correspondientes al sector privado hacia diciembre de 2019 se encontraban un 16,7 % por debajo del nivel de diciembre de 2015. En la etapa posterior a diciembre de 2019 son los únicos que no han perdido poder adquisitivo, registrando a septiembre de 2022 un aumento real del 0,25 %”, sostuvo el informe.

En cuando a los no registrados, la caída es de 14,4 % en estos tres años, que sumado a la baja del 23,3 % de la gestión de Cambiemos da el dato alertador del reporte.

En cuanto los salarios públicos, en un promedio de las jurisdicciones, perdieron en el tramo 2015-2022 y en el acortado 2019-2022. “Los salarios del sector público han perdido poder adquisitivo entre diciembre de 2019 y septiembre de 2022: la pérdida fue del 4 %”, confirmó el trabajo de la UNDAV. “Debe considerarse que entre diciembre de 2015 y diciembre de 2019 habían perdido un 19,4 %”, agregaron.

“Es mucho más, nosotros creemos que supera el 35%”, sostuvo un dirigente estatal bonaerenses, que pertenece a un sector crítico a la conducción de Oscar de Isasi. El malestar se pudo ver en una manifestación contra el acuerdo firmado, que no incluyó además un bono de fin de año.

“Hay malestar en muchos trabajadores del Estado, de la provincia de Buenos y de la Nación. Es necesario que se cumpla el compromiso de recuperar lo perdido durante el macrismo”, agregó el mismo dirigente consultado.

Lo paradójico de esta situación es que, de la mano de este deterioro, se registra un récord de ocupación, lo que muestra que la economía genera empleo, pero con bajos salarios. Los datos dan como resultado «una tasa de desempleo de 7,1 % hacia el tercer trimestre de 2022».

“Los valores de desempleo del tercer trimestre de 2022 son de los más bajos de los últimos 20 años, y fueron solo superados levemente por los valores del período 2011-2015”, destacó la UNDAV.

Esto se diferencia de lo que sucedió entre 2015 y el 2019, donde “aumentó progresivamente los índices de desocupación hasta llegar al 8,9 % al finalizar su mandato”.

“Niveles tan bajos de desempleo históricamente han favorecido procesos de mejora de los salarios reales, dado que aumenta el poder de negociación de los sindicatos. Sin embargo, por el momento no se observa una mejora generalizada del poder adquisitivo de los salarios”, concluyó la casa de estudios.

Pese a la creación de empleo, el salario medio hoy es menor que a fines del mandato de Cambiemos
En las últimas horas el Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE), integrado por economistas de la Universidad de Rosario, dio a conocer un informe sobre la evolución de los precios y salarios en Argentina desde diciembre de 2015 que confirma que en la actualidad el salario real se encuentra en un punto más bajo que al momento de la asunción del Gobierno de Alberto Fernández y que la pérdida acumulada desde 2015 equivale a casi 3 millones de pesos por trabajador en promedio.

“La caída del salario a partir de diciembre de 2015 dio lugar a una enorme transferencia de ingresos desde la clase asalariada hacia el capital. Cada trabajador perdió, desde entonces, nada menos que $2.827.731”, detallan desde el espacio especializado en el “análisis económico y político de actualidad argentina”, que integran economistas como Sergio Arelovich, Marco Kofman, Natalia Pérez Barreda, Diego Kofman y Lavih Abraham.

Los salarios estatales suman una pérdida del 34% en 8 años
Las conducciones de los gremios de Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) y Asociación Trabajadores del Estado (ATE) firmaron en conjunto, como es costumbre desde hace un tiempo, un aumento de la paritaria que empataría (con suerte) la inflación y salieron a festejarlo como un triunfo. De esta forma, cristalizan la pérdida del salario real de los trabajadores estatales de 34% desde 2015, según estiman los trabajadores de la Junta Interna de ATE-Indec.

El acuerdo queda lejos de una recomposición necesaria, mientras una mayoría de trabajadores de la Administración pública gana salarios inferiores a la línea de pobreza (154.515 pesos en diciembre).

La revisión de la paritaria 2022 firmada por UPCN y ATE Nacional es por un aumento adicional de 23,13% (sobre la base del salario de enero), luego de haber firmado un aumento de tan solo 60%. En la anterior revisión paritaria de noviembre, con el poder adquisitivo ya bastante venido a menos, se habían limitado a firmar un acuerdo que adelantaba una cuota y que otorgó un bono no remunerativo en diciembre de 30.000 pesos.

El incremento correspondiente a 2022 (1/06/2022 al 31/05/2023) totaliza 97% para dicho período, con una inflación que terminó en 94,8% en diciembre de 2022 y promete mantenerse en niveles superiores al 5% mensual en los primeros meses de 2023. La nueva suma se cobrará en tres cuotas entre febrero y marzo, y se distribuirán de la siguiente manera: febrero, 10%; marzo, 8% y abril, 5,13%.

La realidad de estos números contrasta con la parte que se lleva el FMI. En 2022 se “sobre cumplió” la meta de déficit fiscal que era de 2,5% del PBI y Massa la llevó a 2,4%. Es decir, que el gobierno recortó por demás para llegar a los objetivos de achique del gasto público que le plantea el organismo internacional.

UPCN, bajo la conducción de Andrés Rodríguez, puso bajo la lupa las gestiones paritarias de este año. "Esperamos iniciar a la mayor brevedad posible las conversaciones de la paritaria correspondiente al período 2023 que empieza a regir el 1° de junio del corriente año, donde apostamos a una baja inflacionaria (sic) que resguarde el poder adquisitivo del salario de los estatales", informaron en un comunicado.

De lucha ni hablar. Además, de que el Gobierno ya se mostró impotente para bajar la inflación, evitando afectar los intereses del gran empresariado para hacerlo.

Por su parte, la dirección de ATE Nacional se pone optimista: "Le seguimos ganando a la inflación".

Desde hace tiempo las paritarias estatales se firman sin el menor involucramiento de los trabajadores, afiliados y no afiliados. Sin consulta alguna sobre la pertinencia de acuerdos que consolidan en el último período una pérdida salarial significativa.

 
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