Red Eco Alternativo ***

Los nombres de una nueva etapa, los asesinatos de cada día

En el traspaso de gestión, cobró relevancia el papel de las fuerzas represivas para las fuerzas políticas en pugna. Sin ser menos que sus antecesores, el kirchnerismo fortaleció la figura de las instituciones "del orden", con un saldo de más de 3.000 asesinados por el aparato represivo estatal. En el transcurso de las primeras semanas del gobierno de Mauricio Macri, nuevos nombres e historias se suman a ese lúgubre listado escrito por el brazo armado del Estado. Por Correpi
Lucas Fuentes (20) es, quizás, el primer nombre que de la era Macri en materia de política represiva. Asesinado en la Comisaría 3ª de General Mosconi, Chubut, su muerte se ve atravesada por tantas otras historias similares de nuestra Patagonia. Lucas se encontraba preso desde 2013 por un robo en Comodoro Rivadavia, pero estaba terminando la escuela secundaria y había recibido salidas transitorias, en las que visitaba a su familia y con las que proyectaba su vida a partir de febrero, momento en que iba a recuperar su libertad.
En la mañana del 10 de diciembre, declaró ante un juez y dos fiscales y señaló a los agentes que lo sometían y torturaban en la comisaría; horas después había escrito una carta dirigida a Pablo Jaramillo, Jefe de la comisaría de Mosconi, por las malas condiciones en las que se encontraba, ya que lo habían mandado a la celda de aislamiento, sin baño, luz, ni agua. Por la noche, los policías llamaron a su mamá, María Egea, y le informaron que se había suicidado, colgándose de una frazada. Las constantes agresiones a Lucas llegaron a su límite el día que expuso ante la justicia a sus verdugos, y casualmente, el día en que le otorgarían una extensión de sus salidas transitorias, en las que se preparaba para conseguir un trabajo y formar una familia con su novia.
El lunes 7 de diciembre, el efectivo de la Policía Local de Lomas de Zamora, Luis Damián Almeyda (24) le pidió a su compañero Sergio Alejandro Salazar, también efectivo de la Policía Local, que lo acompañara a comprar materiales de construcción. Al momento de bajar las cosas del auto en el que se trasladaban, una bala de la pistola reglamentaria de Salazar terminó con la vida de Almeyda. El efectivo fue desafectado y quedó detenido hasta que se concrete la investigación del hecho.
El martes 15 de diciembre,  Jorge Torralba (30) apareció muerto en su celda del penal Almafuerte en Mendoza. De acuerdo a la versión oficial, se habría colgado con una soga hecha manualmente y luego fue encontrado por efectivos del servicio penitenciario. El asunto particular es que Torralba cumplía una condena por la cual iba a recuperar su libertad en sólo 5 meses. Ahora, el propio personal de la penitenciaría es el que tiene que investigar otro caso de "suicidados" bajo su guarda. Otro gesto irónico de las instituciones represivas.
Tan sólo horas después, el 16 de diciembre, en Andagalá, provincia de Catamarca, Ariel Fuenzalida (17) fue asesinado por el policía Ariel Vergara de un escopetazo que impactó en su hombro y cabeza. Según trascendió en los medios locales, el joven se había escondido debajo de un auto, escapando por un supuesto intento de robo a una vivienda, pero en el intento de atraparlo, Vergara disparó con su escopeta, lo hirió de gravedad y le causó la muerte poco antes de que pudiera ser atendido por los médicos del Hospital San Juan Bautista.
El viernes 18, en horas de la mañana, Carmen Alvarado Díaz (48) fue encontrada asesinada de un disparo en la nuca y otro en la espalda en su domicilio en la localidad bonaerense de Tres Arroyos. El autor resultó ser el policía Manuel Arce, de 55 años, con quien la víctima tenía una relación conflictiva hacía 9 años atrás, y que una vez denunciado como posible perpetrador del asesinato, se suicidó de un disparo en la sien en un camino vecinal apartado.
Ese mismo viernes, en Bajo Flores, en la Ciudad de Buenos Aires, Pablo Reynada (30) fue asesinado de tres disparos por un efectivo de la Policía Federal del que no trascendió la identidad, que entregaba notificaciones de cédulas judiciales en el barrio Illia. De acuerdo a algunos testimonios, el efectivo disparó tras agredir verbalmente al joven. Reynada no tenía ningún arma de fuego al momento de ser ejecutado.
Tan sólo una semana después, en la algarabía de las fiestas de fin de año, las instituciones de encierro volvieron a ser foco:
En la noche del 24 de diciembre, la comisaría de la seccional 7ª de Villa Luján, en Tucumán, fue el lugar de muerte de Ruben Alejandro Medina (23). Encerrado en un calabozo superpoblado con 19 personas, un confuso hecho entre discusiones, quejas por la situación de los detenidos  y la incursión de efectivos de Infantería y del Servicio Penitenciario, culminó con Medina con los brazos cortados y con golpes en la cabeza, que, según las fuentes policiales, el mismo joven se habría ocasionado. Siguiendo el relato policial, en horas de la madrugada, empezó a escupir sangre, por lo que fue trasladado al Hospital Padilla, donde murió. Allí, le encontraron una hoja de afeitar en la boca.
El 25 de diciembre, por la tarde, fue encontrado el cuerpo sin vida de Cristian González (45) en un descampado cercano a la localidad chaqueña de Cote Lai. Horas antes había sido detenido por la policía por daños a un auto en la vía pública y llevado a la Comisaría 11ª del Barrio España, en Resistencia. El fiscal Roberto Villalba caratuló la causa como "muerte dudosa" y ordenó la detención de diez agentes de la comisaría en la que estuvo detenido González, incluyendo al jefe de la unidad, al tiempo que se investiga el GPS de uno de los patrulleros de la dependencia, que hizo un recorrido por la zona donde fue hallado el cuerpo.

 

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