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Como si nada hubiera pasado

A través de un plebiscito, el municipio de Magdalena selló su acuerdo con Shell, quien de esta manera evitará hacerse cargo de las consecuencias del derrame de petróleo de un buque de su propiedad.

(Cecilia Litvin – Red Eco) Buenos Aires - Sólo tres mil de los 12 mil habitantes de la localidad bonaerense de Magdalena se acercaron el último domingo a participar del plebiscito. De esa minoría, el 77% se mostró de acuerdo con la propuesta presentada por la empresa petrolera, avalada por la municipalidad.
Pero vayamos por partes. Todo comenzó en 1999 cuando el porta contenedores alemán Sea Paraná y el buque Estrella Pampeana, que llevaba petróleo para Shell, colisionaron en aguas del Río de la Plata. El resultado fue el mayor derrame de petróleo en agua dulce del mundo. Ni más ni menos que 5.500 metros cúbicos de crudo derramados en la costa de Magdalena.
Esto trajo importantísimas consecuencias para esa ciudad. Por un lado, se modificaron las condiciones ambientales en la zona, se alteró el ecosistema y existen aún hoy altísimos niveles de contaminación en la napa de agua que abastece al pueblo, lo que ha generado todo tipo de enfermedades en los pobladores.
La fundación Ala Plástica, junto con la Red de Ecología Social, Amigos de la Tierra, y expertos de la Universidad de la República de Uruguay y la Universidad Nacional de La Plata, ha elaborado varios informes a lo largo de estos años. El último se conoció hace pocos días. Allí, aseguran que queda demostrado que la magnitud del derrame fue suficientemente severa como para producir efectos de larga duración que aún hoy persisten. Además, explican que más allá del “impacto del crudo en sí mismo, las tareas de saneamiento llevadas adelante en áreas específicas por la empresa Shell, resultaron sumamente destructivas”.
El ámbito laboral de la ciudad también se vio afectado, ya que muchos de los habitantes trabajan como junqueros y tras el derrame se perdieron cientos de hectáreas de juncos. “Lo que antes juntábamos en tres horas, hoy nos toma una semana. (…) Hay que caminar mucho para encontrar de buena calidad. Las plantas tenían antes hasta tres metros de altura; ahora apenas pasan el metro y se secan en las puntas”, relatan los trabajadores.
A esta situación debe sumarse la escasez de turismo. Así lo explicó a Red Eco el investigador de la Universidad de La Plata, Abel Schalamuk: “Magdalena es una pequeña ciudad de mini turismo, y tuvieron que cerrar sus puertas, sus pequeños negocios, sus restaurantes, sus construcciones, durante varios años debieron mantener clausurados sus balnearios. En relación a estos problemas económicos, la propuesta de Shell no es una solución para ellos”.
Ahora bien, ¿en qué consiste la propuesta de Shell, aprobada a través del plebiscito? Tras el acuerdo alcanzado con la municipalidad local (encabezada por el intendente peronista Fernando Carballo), la empresa petrolera se comprometió a pagarle 9.500.000 de dólares, suma casi 300 veces menor a la obtenida en otros casos similares. Además, ofrecerá su colaboración “desinteresada y no vinculante” para que la municipalidad reciba asesoramiento en materia legal, ambiental, tecnológica, de diseño y planificación sólo en relación a un plan de explotación integral en materia turística y de esparcimiento entre los balnearios de Magdalena y Atalaya, un parque industrial dentro del partido de Magdalena y un programa de tratamiento de los residuos generados dentro del partido de Magdalena. Como si esto fuera poco, el municipio deja constancia que una vez pagado ese dinero desistirá de continuar con los procesos judiciales iniciados (hay más de 70 demandas presentadas), es decir ya no se podrá reclamarle nada más a Shell.
“Yo creo que fue una cuestión estrictamente política de la intendencia de Magdalena  - reflexiona Schalamuk – para obtener algunos fondos que la empresa Shell, en forma de anzuelo, otorgó a la municipalidad. Creo que es una equivocación de las autoridades locales, porque de esta forma Shell otorga un beneficio al municipio pero no se hace responsable de la contaminación”.
El plebiscito se realizó pocos días antes de que, por un lado, el tema se presentara como uno de los casos más contaminantes de Shell en el mundo dentro de la Asamblea Anual de la empresa en La Haya. Y de que se realice la audiencia pública (con fecha para el 28 de mayo) en el que se escucharán los reclamos de la tribu Ogoni de Nigeria, por el caso del asesinato de nueve personas que exigían que la empresa desistiera de su actividad contaminante en ese país.
A todo esto, la contaminación continúa firme. Schalamuk menciona los alcances que aún tiene el derrame: “En el problema de la contaminación hay aspectos que no se observan, que no se ven, por ejemplo la presencia de metales pesados, que provienen del petróleo derramado en sus costas y en sus suelos. El petróleo en general se evapora, el hidrocarburo, pero los metales que siempre llevan, tales como mercurio, plomo o como zinc, estos se encuentran en los propios suelos, y son precisamente los que se incorporan a las plantas e indirectamente a las personas que consumen esas plantas, o a los peces que se consumen luego de la pesca. Es decir, es muy difícil rastrear cuáles pueden ser los problemas de salud, pero evidentemente existen esos problemas y seguramente van a perdurar ya que no solamente porque paguen una pequeña cifra con eso se soluciona todo”.

Fuentes: Agencia de Noticias Biodiversidad / Red Nacional de Acción Ecologista / www.petroleomagdalena.com
Más información: http://www.alaplastica.org.ar/informe3.pdf

 

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